Fue imposible para el director y los profesores mantener en secreto el ataque a Colin Creevey. El Profeta obtuvo la primicia y no dudó en cuestionar la lucidez de Dumbledore o exigir un nuevo director para el colegio, además de que sembró el pánico entre las familias, logrando que algunos padres fueran a Hogwarts a retirar a sus hijos del año escolar. Dentro de los muros del castillo el miedo a ser la próxima víctima motivó a los estudiantes a desplazarse en grupo y dentro del horario permitido, y activó el comercio interno con la compra y venta de toda clase de amuletos para alejar el mal. A esta atmósfera de temor se sumó también la apertura de un club de duelo dirigido por Gilderoy Lockhart. Nadie del segundo año de Slytherin se inscribió, sin embargo, a unos minutos de iniciarse la primera sesión, un jueves por la noche, Severus Snape irrumpió como un enorme murciélago en la sala común.
―Al club de duelo ―les ordenó a Harry y a Draco, quienes se quedaron mudos y estáticos―. Ahora.
Los niños dejaron sus pergaminos y otros materiales desparramados sobre la mesa que compartían y salieron corriendo detrás del profesor. Seguramente Crabbe, Goyle y Blaise aprovecharían para copiar sus deberes.
El profesor Snape, Harry y Draco entraron en el aula de Defensa contra las artes oscuras a mitad del discurso de bienvenida de Lockhart.
―¡Ah! Queridos estudiantes les presento a mi asistente: el profesor Snape. ¡Harry, Draco me alegra mucho que se hayan unido al club! ―saludó el profesor con una mirada risueña y sonrisa brillante que arrancó suspiros―. ¿Qué tal si empezamos por lo básico? Profesor Snape, ¿sería tan amable?
El aludido se abrió paso hasta llegar a una tarima ubicada en el centro del aula, las sillas y mesas habían desaparecido y un nutrido grupo de alumnos de todos los años y todas las casas rodearon la tarima y observaron con atención, incluso Neville, Ron y Hermione. Harry no podía creer que todos esos estudiantes confiaran en que Lockhart les enseñaría algo útil. Él y Draco, que tenía cara de pocos amigos, prefirieron quedarse rezagados.
―¡No se preocupen, no lastimaré a su profesor! ―parloteó Lockhart, a continuación se colocó frente a Snape, a un palmo de distancia, presentaron sus varitas y se saludaron con una reverencia, se dieron la espalda, caminaron un par de pasos y al girarse el hechizo de Snape lanzó a Lockhart hasta el fondo del aula, los alumnos de Slytherin vitorearon a su jefe de casa, mientras un grupo de niñas corrían hasta Lockhart para auxiliarlo.
―No contraataqué para que observaran de primera mano los efectos de un hechizo de desarme. El objetivo es separar al rival de su varita. ¡No se dejen engañar! Parece sencillo, pero ejecutarlo a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte ―aleccionaba Lockhart al mismo tiempo que se arreglaba el cabello y regresaba a la tarima.
―¿Otra demostración? ―preguntó venenoso Snape. Lockhart palideció un poco y negó con la cabeza.
―Con esa demostración basta. Ahora veamos de qué son capaces los alumnos. Una pareja practicará este hechizo y el profesor Snape y yo haremos las observaciones pertinentes. Señor Fred Weasley, ¿quisiera pasar primero? ―Fred casi saltó a la tarima.
―Potter ―llamó Snape y Harry salió corriendo desde el fondo del aula, el tono contenido de su profesor solo indicaba que, si pudiera, decapitaría a su colega frente a todo el club. Harry no quería ponerlo a prueba así que tomó posición y penas Lockhart dio la orden la varita de Fred terminó en su mano izquierda. Su hechizo había sido tan rápido que todos los asistentes quedaron desorientados por un momento.
―¡Excelente, Harry! Buena puntería y velocidad ―alabó Lockhart―. A practicar señor Weasley. Bien, continuemos. A ver, señor Longbottom y...
―Malfoy ―completó Snape.
―¿Por qué usas lentes? ―le preguntó Fred a Harry―. No los necesitas.
―Sí los necesito ―le respondió Harry con una sonrisa enigmática. A su lado, Draco pasó guiñándole un ojo, eso no podía significar nada bueno.
Ambos niños se saludaron y apenas Lockhart dio la orden, Draco gritó:
―Serpensortia ―y de la punta de su varita surgió una cobra real de por lo menos cinco metros que siseó amenazante.
Los alumnos se separaron de la tarima y Neville retrocedió unos pasos, pero mantuvo su mirada fija en los ojos color bronce de la serpiente. La cobra real dejó de ver a Neville y se dirigió hacia Justin Finch-Fletchley, un alumno de segundo año de Hufflepuff, que se quedó inmóvil por el miedo. La serpiente levantó aún más su cabeza y extendió su capucha como si fuera a atacar, pero se detuvo cuando Neville empezó a sisear también.
En el aula solo se podía escuchar como la serpiente, que no le quitaba los ojos de encima a Justin, siseaba de ida y vuelta con Neville, como si fuera un diálogo cualquiera. Hasta que Snape se hartó de la estrambótica escena y calcinó a la cobra real hasta las cenizas.
―¿Qué diablos te pasa? ―le reprochó Justin a Neville, que parecía despertar de un estado hipnótico.
―Yo... ―Neville palideció y salió del aula con Ron y Hermione pisándole los talones.
* * *
―¿Tú lo sabías? ―preguntó Draco.
―Claro que no ―respondió Harry. Los se estaban en un rincón de la sala común sin muchas ganas de ir a dormir. No después de haber escuchado por primera vez el pársel, la lengua de las serpientes―. Pero ―retomó Harry―, creo que tiene sentido.
―¿Cómo...?
―Cuando Voldemort ―Draco dio un respingo― atacó a Neville algo falló y terminó transfiriéndole algunas de sus habilidades, como por ejemplo, la capacidad para comunicarse con las serpientes.
―Será lo único, Longbottom no es un mago excepcional, precisamente ―soltó desdeñoso Draco.
―Le falta confianza en sí mismo. No lo culpo, madame Longbottom no es una perita en dulce. Desde que tengo uso de razón solo ha machacado la autoestima de Neville.
―Gracias por el diagnóstico ―comentó Draco con su tono sarcástico de siempre.
―Por cierto, Draco.
―Mmm.
―Cuando te hable sobre algún hechizo que descubrí, no se te ocurra ponerlo en práctica con tus compañeros de colegio.
―Tienes razón. Esa cosa pudo haberse tragado entero a Fletchley ―contestó Draco sin atisbo de culpa.
―Pudo haberlo mordido. Convocaste a una serpiente venenosa, no a una constrictora.
―¿Qué?
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Imagen de mi autoría.
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¿La timidez y torpeza de Neville son solo una fachada?
Actualización: diciembre 9.
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Harry Potter. El refugio de la serpiente
Hayran KurguUna vieja leyenda recorre los pasillos de Hogwarts, frente a las narices de un famoso mago aventurero. Una vez más, Neville y Harry se enfrentarán a los vestigios de un pasado común.