Kim Hongjoong : seongjoong

VXIII: EPÍLOGO II

—¿Realmente lo harás? ¿Después de cuatro años? —preguntó una vez más el pelinegro mientras seguía al rubio de un lado a otro—. Es tu padre, Seonghwa.

Se detuvo y guardó silencio unos segundos—. No, Jongho, no es mi padre. Es un asesino. —respondió antes de continuar con lo suyo.

—Seonghwa...

Sin embargo, el rubio no lo escuchó y salió de la habitación.

—Ese hombre que ven ahí, asesinó a una familia a excepción del hijo, quien afortunadamente o desafortunadamente estaba fuera ese día. Sin embargo, él se encargó de llevarlo a la cárcel y culparlo de eso. Por supuesto, también le pagó al juez y al fiscal de aquel entonces para que llevaran a Kim HongJoong a la muerte. —Miró a su padre—. Si bien él dice que no se manchó las manos, sabe perfectamente que sí.

—Con todo el derecho, su señoría —habló el abogado del padre de Seonghwa—. ¿Por qué habría de creerle? El caso del CEO Kim quedó resuelto hace más de cuatro años y se demostró con pruebas que el hijo, Kim HongJoong, fue el culpable. —Miró al rubio—. ¿Por qué ahora, cuatro años después vuelve a sacar un tema que ya fue enterrado? Si tuvo las pruebas antes, ¿por qué esperar tanto tiempo para sacarlas?

—¿"Por qué"? —Soltó una risa—. Le diré el porqué. —Se acercó a la mesa donde se encontraba su padre y el abogado de éste, se inclinó hasta ellos poniendo la mano en el escritorio—. Si no revelé las pruebas hace cuatro años, fue porque quería ser yo mismo quien metiera a este asesino a prisión.

—¿Con qué fin? —preguntó otra vez el abogado antes de ponerse de pie, gracias a eso el rubio se alejó—. Park Seonghwa, usted es el hijo de mi cliente, ¿Cierto?

—Los vínculos no tienen nada que ver aquí, señor Choi. —Frunció su ceño ante las palabras del mayor.

—¿Por qué le hace esto a su propio padre? ¿Acaso es un berrinche más? —El rubio soltó un pequeño quejido.

—¡Él no es mi padre! Es un asesino más, un asesino que debo meter a prisión a toda costa porque ese es mi trabajo. —respondió frunciendo el ceño sin dejar de mirarlo.

—¡Sigue siendo tu padre!

Le interrumpió—. ¡Bien! ¿Tanto quiere hablar de vínculos? Le hablaré de vínculos. ¡Aquel señor, es mi padre! —Señaló al dicho y puso su vista en él—. Mi querido padre asesinó a la persona que yo amaba, a la única persona que podía hacerme sentir bien conmigo mismo, a la única persona que yo quería y necesitaba en mi vida, ¡Asesinó a Kim HongJoong! —Dejó de señalarlo—. ¿Qué se sintió papá? ¿Qué se sintió verme aquel día de su juicio aferrado a esa idea de estar con él? ¿Te divertirse? Seguro fue así, ¡seguro te divertirse al verme tan ilusionado por un chico al cuál ibas a matar después!

Seonghwa se acercó hasta el mayor para hacer contacto visual tras haberse inclinado a él ya que se encontraba sentado. Continuó:

—¿Fuiste feliz con tu estúpida empresa, con el poder que obtuviste a cambio de vender mi felicidad? Porque eso hiciste, vendiste lo único que me hacía feliz. —Sonrió forzosamente—. Te dije que me encargaría de que vivieras el resto de tu vida con eso... Sin embargo, —se alejó de la mesa y se dirigió hasta el otro lado donde estaban las pruebas—, no creas que hago esto por ti papá, lo hago por Kim HongJoong, le prometí algo y pienso cumplirlo.

Miró a Yunho, quien estaba en el público, por supuesto junto a él estaban Yeosang y Wooyoung . Con ellos dos nunca volvió a hablar por "problemas" que tuvo con ellos, no los odiaba, tampoco les desagradan, solamente su último encuentro había terminado de una forma incómoda.

—Seonghwa.

El rubio volteó, era Yeosang. Después de varias semanas sin verlo en la universidad, por fin había vuelto, no era algo que le importaba, sino que al ser cercano a HongJoong, suponía que no pudo manejar la situación tan bien. Le hizo una señal a Jongho, quien no tardó en salir del aula sin siquiera mirar a Yeosang; el último nombrado entró y cerró la puerta.

—Yeosang, hace tiempo no venías. ¿Te encuentras bien? —No hubo respuesta ante esa pregunta.

—Seonghwa, ¿por qué tú? —El rubio frunció su ceño confundido—. ¿Qué tienes tú que HongJoong no vio en mí? Yo lo conozco más, yo estuve más tiempo con él que tú. —Las lágrimas invadieron sus mejillas.

—¿Tú estabas enamorado de HongJoong? —cuestionó sorprendido.

—¡¿Sabes cuánto tiempo soporté verlo con Wooyoung?! —Alzó su tono de voz—. ¡Soporté demasiado, no es justo que hayas llegado tú para alejarlo de mí como lo hiciste!

—En ningún momento lo aparté de ti, Yeosang. —Se defendió, esta vez un poco molesto.

Mostró una leve sonrisa, perdido en sus propios pensamientos, se dejó caer al suelo de rodillas y observó el azulejo—. Odio el hecho de que mi querido HongJoong se fuera con sentimientos hacia ti, Park Seonghwa... —Subió su vista hasta mirarlo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó un tanto extrañado al ver al pelinegro frente a su puerta con una expresión de dolor, quizás decepción.

—Que irónico... —Rio—. Lo primero que iba a hacer al ver tu rostro sería golpearte, pero ahora que estoy aquí, no puedo hacerlo. —Alzó su mirada hacia el rubio.

—¿Qué?

—Él te sigue amando... —confesó, sintiéndose idiota—. Tenías razón, Seonghwa. —Desvió su mirada al cielo—. San te sigue amando.

—No entiendo a qué viene eso ahora, Wooyoung... ¿Él te dijo algo?

—Se disculpó conmigo. —Suspiró—. Me dijo que no podía mirar a otro chico que no fueras tú, y que había sido una estupidez dejarte ir. —Una vez más volvió a reír al recordar aquel momento donde Seonghwa se lo advirtió, pero decidió no creer en él—. Quería golpearte, pero no tienes la culpa... En realidad quisiste ayudarme alguna vez; yo soy el estúpido.

—No sé qué decirte. Cualquier cosa que tenga que ver con San ya no me interesa en lo más mínimo. —Hizo una mueca—. Lamento por lo que te dijo, como dijiste: no tengo la culpa, y tampoco pienso tomar responsabilidad sobre ello. Suerte en tu vida, Wooyoung.

Antes de cerrar la puerta el pelinegro la sostuvo, llamando la atención de Seonghwa, quien volvió a mirarlo, Wooyoung también lo miró, así que hicieron contacto visual.

—Por favor, cuídalo... Él es un buen chico, así que por favor, Seonghwa —suplicó—. Cuida de él.

El rubio no dijo nada más, sólo frunció su ceño ante la insistencia ajena.