Blonde #1

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Doce años de pensarlo, 
no fue un final grato. 
Mas el comienzo fue como el ponche 
tan dulce de esa noche. 

Una sonrisa grácil
que entre libros me regalaste. 
La primera de mil
que atesoré hasta que te marchaste. 

El Romeo de mi Julieta nunca fuiste
aunque mi amor por ti persiste.

A los dieciséis todo es color de rosa
como el broche que me diste junto a tus notas.

¡Que deleite y que tormento
fue estar contigo en todo momento!

Observó el gesto de confusión que su amiga colocó tras leer el mal intento de poema. 

Hacía rato que le contó todo lo sucedido con los mensajes y las notas, lo que sorprendió a Marinette, asegurándole que no tenía nada que ver en eso y que jamás le dijo a nadie lo que Adrien le pidió que ocultara celosamente. 

Si bien todavía tenía sus dudas al respecto, optó por creerle a medias, pensando en que necesitaría su ayuda ya sea que fuese ella la responsable o no. Bien decían que era mejor tener más cerca a tus enemigos que a tus amigos y no estaba del todo seguro de a que grupo pertenecía la azabache. 

En esa situación, cualquiera era sospechoso. 

Volvió la vista alrededor, advirtiendo cada parte de la habitación de su amiga. Tal parecía que en esas fechas tenía más trabajo que nunca. Sabía que estaba haciéndose de un renombre de a poco, por sí misma, aunque también solía trabajar con su padre en ocasiones. Alguna vez le oyó decir al hombre que su amiga tenía talento, lo que era un enorme cumplido viniendo de él. 

Ahora que lo pensaba, si era él quien estaba detrás de todo, no sería descabellado asumir que Marinette también tendría algo que ver. Pero ¿por qué? ¿Qué razón podría tener la chica para ayudar a su padre? ¿Un puesto en la marca? ¿Dinero? ¿Alguna promesa que pudiera ayudarle en su carrera? 

Cualquiera de esas suposiciones tenía sentido, pero necesitaba pruebas para confirmarlo. 

Cuando la oyó suspirar, reparó nuevamente en ella, viéndole quitarse las gafas de lectura para masajearse los parpados con cansancio. Se notaba exhausta, aunque desconocía si era por el trabajo o por conspirar con su padre a escondidas. 

Quizá ambas. 

—Creo que sé de quienes se trata —confesó, sorprendiendo a Adrien por ello. No esperó que revelara su identidad tan pronto. 

O tal vez no se trataba de eso. Debía ser cuidadoso con sus palabras y sus sospechas para no arruinarlo. 

Se cruzó de brazos, apoyándose en el respaldo de la silla frente a la computadora, le echó una hojeada al fondo de pantalla de esta, donde una vista de París había reemplazado el fotomatón de fotografías de un Adrien adolescente. 

En aquel entonces, antes de que se mudara, Adrien recibió dos confesiones de amor. Una de Luka y la otra de Marinette. Ambas le sorprendieron y a ninguno pudo darle una respuesta adecuada. Sin embargo, Luka siguió en contacto con él a pesar de todo mientras Marinette apenas y le enviaba textos cada cumpleaños con un obsequio. 

No es que los comparara, pero Luka siempre fue más atento y su amiga era bastante extraña cuando hablaba con él. Al menos eso había cambiado con el tiempo y ahora ambos conseguían tener conversaciones normales. 

Ella le agradaba antes y ahora, pero cuando comenzó a salir con Luka, ella pareció muy decepcionada por eso. No pensó que a esas alturas la chica todavía tendría sentimientos por él, pero era claro que se equivocó. 

Blonde (Lukadrien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora