42. Letra legible.

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Luzu jadeaba con fuerza, sujetaba sus muñecas tratando de no entrar en desesperación, no sabía bien cómo reaccionar o qué hacer, tenía el teléfono bajo sus pies donde habían algunas grietas por la pantalla -Que sea un sueño- decía mientras sus muñecas seguían sangrando con heridas abiertas.

No había encontrado otra forma de escapar de la realidad que no fuera aquella, no había nadie para salvarlo esta vez -Quiero volver a verte- sollozaba con el ardor entre sus dedos.

Quackity apareció cuando nadie más estaba con él, cuando reprimía sus sentimientos por años encontrando que esa fuera la cura de todo mal, pero él, era mucho más débil, quería protegerle con todas sus fuerzas, un pensamiento invadía otro con desarmonía, se sentía débil, como a la vez fuerte, quizás por su instinto alfa o los recuerdos pecaminosos de quackity. Quizás, quería creer que era amor, que estaba sosteniendo sus muñecas y que estaba tratando de escribir bien en el teclado, el tono llamaba.

-911, ¿cual es su emergencia?- la operadora podía escuchar la respiración tensa del alfa por el teléfono, casi siendo terrorífico si no estuviera acostumbrada a llamadas turbias. Luzu tomó una bocanada de aire hablando por el altavoz, con esa voz rota, quebradizada o tal vez molesta, algo había cambiado dentro de él.

No quería vivir sin el omega a su lado, y no viviría sin el omega a su lado, no dejaría que rubius una vez más le quitara todo lo que amaba, no dejaría que quackity fuera un nuevo Auron en su vida, no quería verlo como un recuerdo griseaso.

-Quiero reportar un posible secuestro.

(...)

Rubius trataba de meter su pene dentro de quackity aunque éste ni siquiera mostrará una expresión propia, estaba roto, ni siquiera se quejaba por el dolor punzante, no se podía escuchar otra cosa que el viento entrar por las ventanas rotas y entreabiertas de aquella casa abandonada. No estaba duro ni erecto, no se sentía excitado o siquiera con ganas de hacerlo con una marioneta gris que solo se limitaba a soltar lágrimas silenciosas que provocaban escalofríos.

-Vamos, podrías ayudar más- menciona el rubio golpeando la parte trasera de quackity, dejaba la marca del manotazo allí sin más, pero no habían chillidos o gritos como la primera vez que golpeó su piel con su cinturón jugando a ser su padre.

-Mierda, quackity- estresado salió guardando su miembro entre su bóxer y los pantalones, quackity suspiró tratando de esconder su trasero desnudo pero sin despegar la cara del suelo cristalino que olía peor que una rata muerta.

-Jodete, rubius- susurraba sin importarle si el alfa escuchaba, ya ni siquiera lo amaba, ni siquiera sentía dolor, solo quería morir con rubius, era raro, porque ya no disfrutaba ni gritaba con él dentro, tan sólo sentía un sentimiento tan confuso como la luna queriendo tener un eclipse con el sol imprevistamente.

-Sabes, así me gusta más- decía el rubio girando la cadera del menor por mucho que cubriera su rostro seguía con el ceño fruncido -Ahora que te veo más valiente, quisiera saber; ¿ya no eres la puta de antes, quacks?

-No te atrevas a llamarme así- respondió viéndolo con una mueca despectiva, rubius se acercaba manoseando su pecho asquerosamente tras la tela de su camiseta -¿Luzu ya te llama así, cariño?

-No soy tu jodido cariño, quítame las manos de encima- repitió, de tal forma que una carcajada salió de la garganta del rubio quien comenzó a apretar la piel de su pecho como si fueran bolas desestresantes.

-¿Ya no me tienes miedo, quacks?

-Decidí que antes de morir te diría tus verdades- levantó su abdomen sentándose, sujetó las manos frías del alfa casi provocándole un moretón, rubius solo se sorprendió al ver a un omega de tal magnitud viendole con aquel odio.

-Rubius, no eres más que un tonto, despreciable, pedazo de violador, mierda y carne humana inútil, y espero que termines igual de muerto que tu padre- quizás rubius lo hubiera soportado sí no lo hubiese mencionado, porque con ese comentario, sintió que quackity le había violado.

-DISCULPATE AHORA MISMO- gritó, pero quackity negó con la cabeza sintiendo el sudor frío cubrir su frente, una expresión tan delicada que rubius odió -ESTÚPIDO.

La botella más cercana fue rota en pedazos grandes, unos pequeños, estaba partida a la mitad, ese sonido prendió el foco mental de quackity quien chilló siendo una medolía peligrosa para el alfa -Te di la oportunidad de ser perfecto, y lo arruinaste.

Dijo rasgando el pantalón de ositos, sin ponerse a pensar que aquel era el mismo pantalón que replicaba al que usaba de niño, el vidrio rasgo tanto a quackity que aquel nunca había escuchado un grito tan ardiente de oído, no sólo por sentirse atraído al dolor si no por lo desgarrante.

Era como un sentimiento de electricidad en el cuerpo de cualquiera, como si traspasara su dolor por una manguera conectada a su boca -Te di la oportunidad de ser perfecto.

Repetía, quackity sentía cortadas a través de sus órganos como si se fuera a morir y a la vez no, como si fallecera de forma torturante, y odiaba las torturas, desde pequeño era estresante pasar largas horas en la escuela; para sí, era la peor forma de morir.

-TE DI LA OPORTUNIDAD- suplicaba, seguía suplicando por piedad al sentir la marca de la sangre traspasar su rostro, la botella había clavado sus vidrios, ¿había matado a quackity?

Estaba en pánico, quackity escuchaba sus gritos por su atención aunque ya había caído al suelo como un costal de papas apiladas -QUACKITY- gritaba, por primera vez se sentía asustado, sus ojos ya no reflejaban el neón morado que quackity odiaba.

Por un segundo, el rubius de antes había captado, veía sus manos llenas de sangre con un color vino tinto, como si el color de los ojos de luzu fuera la sangre de quackity, podía oler a muerto, podía sentir la ansiedad recorrer sus venas, su rostro estaba todo lleno de ese color penoso, ese color horrible.

Sujetaba el vidrio roto cortando una parte de su muñeca alzando su brazo a que las gotas cayeran por la boca abierta de los labios redondos del omega tendido como una muñeca de porcelana rota -Perdón, perdoname Dios.

Decía con las lágrimas besando el rostro pálido de quackity, una escena tan confusa como escribir en una hoja mojada con lápiz de tinta tratando de que salga legible.

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora