𝐒𝐓𝐀𝐍 𝐓𝐖𝐈𝐓𝐓𝐄𝐑 | heesun au.

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Sunoo salió lo suficientemente tarde de las prácticas como para sentir que sudaba frío, no se bañó y tampoco se cambió después de ellas, su única prioridad era llegar con Sunghoon, llegar a tiempo.

Sintió que los minutos que se tardó el ascensor en llegar al piso correcto fueron eternos y caminó por el pasillo con las manos temblando, con la esperanza de que su célular sonara y fuera Hoon diciéndole que se había entretenido en algo y por eso no contestaba, aunque en su corazón sentía que no era así.

En cuanto la luz de la puerta se puso en verde para dejarlo entrar después de poner el código corrió mirando a todos lados, la sala parecía estar aparentemente normal más allá de que había una gabardina esmeralda en el sofá, la misma que le había regalado para su cumpleaños número 23 hace dos años.

Sunghoon tenía que llegar a su cumpleaños número 26.

Depronto su cuerpo empezó a temblar pero está vez no por los nervios, genuinamente estaba haciendo tanto frío que la temperatura en su organismo había bajado hasta hacerlo tiritar, la calefacción estaba apagada y con eso su pánico incrementó.

Caminó casi a tropezones hasta la habitación que en la puerta tenía dos fotos de ellos abrazados en la playa, su lugar favorito, estaban pequeños y Sunoo todavía tenía un yeso de la vez que su brazo había sufrido en la caída de un skateboard.

—Sunghoon, por favor...

Cuando abrió la puerta le tomó dos segundos procesar todo, sintió sus mejillas empaparse con velocidad pero su corazón parecía haberse detenido, observo aún estático todos los botes de pastillas sobre el suelo, la ropa, fotos con Jay, recuerdos, adornos rotos que Sunoo sabía amaba con su vida y finalmente a él, más pálido de lo humano, casi violeta.

Las siguientes horas pasaron como un trailer para Sunoo, no recordaba como había llegado al hospital, ni como había salido Sunghoon del departamento pero lo único que importaba es que estaba vivo, respiraba, su cuerpo había soportado como tantas otras veces con la esperanza de dejarlo vivir otro día más y el menor quiso maldecir al mundo por haberle hecho eso a alguien tan alegre como Sunghoon, quiso maldecir a Jay, a sus fans, a su manager, a Dios si es que existía aunque jamás lo había creído.

—Sea lo que seas y si en realidad existes, no me lo quites, te juro que creeré en tí con cada fibra de mi cuerpo solo si lo estabilizas, solo si lo traes de vuelta conmigo.

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