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—Puede dejarnos aquí. El chófer del taxi finalmente se detuvo a unas cuantas cuadras de la cafetería en cuestión.

Una vez abajo del auto se dedicó a intentar que Ni-ki no pareciera un loco con complejo de idol encubierto, quitándole a la fuerza la gorra y el cubrebocas además de pedirle que pasara ese maldito bolso gigante a la parte de atrás de su espalda para que no siguiera empujándolo de la banqueta.

—Won, ese no es el auto de-

El menor no fue capaz de terminar la frase porque había sido jalado a la fuerza por el más bajo hasta detrás unos árboles artificiales frente a una tienda.

—¿Qué pasa?. Jungwon parecía estar a punto de tener una crisis nerviosa mientras se aferraba con fuerza a su brazo.

»Te estaba hablando ¿Ese no era el auto de Sunghoon?.


—Si, sí, ahora cállate, dame un momento. Ni-ki lo miró como si realmente estuviese hablando con un lunático, porqué eso era justo lo que parecía en ese instante, ahora que demonios le pasaba.

—... Won, hace como siete minutos se bajaron del auto, suéltame el brazo o te juro que me iré a casa.

—¡NO!.

Un grupo de estudiantes que pasaba cerca de ellos en aquel momento volteo a mirarlos y el más alto quiso esconderse bajo tierra.

»No.., no sabía que Sunghoon iba a venir, no me prepare psicológicamente para esto.

—Hyung yo tampoco estoy listo para ver a Sunoo pero estamos haciendo esto por chismear... Y por Heeseung, entonces suéltame el brazo y vayamos antes de que se vayan y no podamos conseguir una prueba.

El cielo se había puesto de un azul opaco, en una hora probablemente estaría negro y Ni-ki necesitaba estar en casa antes de que su madre llegara por lo que se vió obligado a casi arrastrar al mayor hasta la parte de adentro de la cafetería que pretendía estar abierta pero vacía. No había señal alguna de personal o de los famosos que habían ingresado más temprano allí.

—¿Hola?. El lugar estaba en demasiado silencio a pesar de ello era bastante extraño no ver a ninguna persona atendiendo.

—Won...

Jungwon estaba demasiado concentrado tragándose los nervios mientras buscaba alguna puerta de acceso o alguna señal de en dónde podría encontrase Sunoo cómo para darse cuenta de las preocupaciones del menor.

—¡Jungwon hyung!.

Giró la cabeza y se agachó en reflejo al ver una manada de reporteros acercándose a la cafetería, era lógico considerando que hasta ellos habían reconocido el auto del modelo, por supuesto que la prensa también.

—¿Qué haces? Van a pensar que estamos haciendo algo raro, levántate.

—¿Qué haces tú, imbécil? Si Heeseung nos ve en fotos de prensa nos va a degollar, agáchate ¡Rápido!.

Agachados contra una esquina y teniendo a favor que los reporteros no podían ingresar a lugares sin permiso del propietario lograron escuchar apenas algunas voces provenientes de lo que jungwon había asumido era la parte en dónde preparaban los postres.

Ahora solo necesitaban acercarse lo suficiente como para saber que pasaba allí.

¿Todo eso había sido una pésima idea? Por supuesto que sí, lo aceptaba completamente pero él jamás se negaría a tomar el riesgo por cosas tan importantes como esa, ¿estaba a dos pasos de ser un acosador? También, pero si era por Heeseung que así fuese.

—Bien, Ni-ki, mírame. el menor lo miró con los ojos abiertos, tenía todo el derecho a estar nervioso ¿Que estaban haciendo?

»A la cuenta de tres nos vamos a arrastrar por toda esta orilla y una vez lleguemos a aquella esquina nos asomamos por entre la cortina de la puerta.

Ni-ki asintió.

—Okay, uno... dos y... ¡tres!.

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—¿Compraste un telescopio?.  Sunghoon miró con fastidio la caja de casi un metro y medio de altura con una impresión de un telescopio por fuera.

—Sí, ¿No te parece bonito?. Ryujin se encontraba del otro lado de la habitación, cerca de los hornos en dónde sus empleados hacían algunos postres mirándolos a ambos con aburrimiento.

—¿Por qué compraste está cosa? ¿Sabes cómo se arma por lo mínimo?. Sunoo río.

—No tontito, por eso precisamente es que te traje, tú vas a armarlo por mí.  El de cabello platinado lo miró como si hubiese visto un fantasma y se giró para irse.

—¡NO! Sunghoooooooon, no me hagas esto, armabas esas cosas horribles con muchas piecitas cuando era trainee, ¿Cuál es la diferencia ahora?. El mayor juraba que iba a darle un tic nervioso.

—Sunoo armaba legos, ¡LEGOS! ¡¿que te hizo pensar que sabia cómo armar un sucio telescopio?!. La rubia se rió del otro lado mientras veía al más bajito hacer puchero.

—Bueno, van a resolver sus diferencias arriba en la terraza y se irán o esperarán a que llegue el susodicho a verlos ¿eh?.

—Eso, vamos hoonie, uno de tus deberes como la otra mitad de mi alma es ayudarme a armar cosas que no puedo armar por mi mismo.

—¿También me vas a hacer armar tu corazón cuando te lo rompa él?. Sunoo dejó de jalarle por la muñeca y se detuvo a la mitad de las escaleras angostas.

—¿De qué hablas?.

—Tú y yo sabemos que si fueses una persona común todo sería mejor pero en este medio esto jamás saldrá bien Sun. El contrario guardó silencio y tomó un largo respiro antes de responder con una sonrisa.

—... Pues yo haré que funcione, Sunghoon.

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𝐒𝐓𝐀𝐍 𝐓𝐖𝐈𝐓𝐓𝐄𝐑 | heesun au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora