002. Los vaqueros.

725 74 21
                                    

Soap, Ghost y yo viajábamos en un helicóptero hacia Las Almas, la situación era ciertamente cómica porque, aunque el Sargento intentaba sacar tema de conversación, ninguno de nosotros respondía.

—Teniente Lluny, ¿ha ido alguna vez a México? —me preguntó Soap, que estaba delante de mí.

—¿Qué? —dije yo, haciendo como que no le escuchaba del todo bien.

—¡Que si ha ido alguna vez a México! —repitió gritando, yo fruncí el ceño.

—¡Será mejor que me hable luego, no le escucho, Sargento! —exclamé yo, él asintió y regresé mi vista a la ventana, estaríamos en tierra en unos minutos. Las turbulencias eran horribles, lo que hacía que Ghost y yo golpeáramos nuestros hombros bastante a menudo, aun intentando separarnos.

Una vez aterrizamos me incorporé y ajusté mi chaleco. Bajamos del helicóptero, Soap iba delante de nosotros, sonriendo al hombre que nos estaba recibiendo.

—Alejandro... —dijo el Sargento, el nombrado sonrió.

—Sargento MacTavish —habló el mejicano.

—Llámeme Soap. —Ambos se dieron la mano.

—Teniente... Laswell dice que te apodan Ghost. —Alejandro sonrió.

—De hecho, creo que prefiere que lo... —comentó el Sargento, pero Ghost le cortó.

—Está bien —comentó él, sin darle demasiada importancia.

—Usted debe ser la Teniente Lluny, encantado. —Agarró mi mano y la besó, yo fruncí el ceño ligeramente.

—Igualmente —susurré, llevando mi mano al walkie-talkie por costumbre.

—Bienvenidos a la "ciudad de las almas". —Los cuatro comenzamos a caminar, siguiendo a Alejandro.

—Nunca había estado en México —comentó Soap, yo miré los alrededores atentamente.

—Esto no es México... es La Almas —rectificó el Coronel. 

—Los contratistas de Shepherd están de camino para brindar apoyo. Traen equipo, necesitan espacio —explicó Ghost.

—Mi base es su base —dijo Alejandro.

—Bien, ¿dónde está Hassan? —pregunté yo, poniéndome al lado derecho del mexicano, dejando a los dos ingleses a su izquierda. 

—En una casa del cártel, cerca de aquí —me dijo, yo asentí—. Suban.

Soap, Ghost y yo nos metimos en la parte trasera de un vehículo militar. Pensaba que, al estar al lado de la puerta, no sería aplastada, pero me equivoqué. 

—Mi segundo al mando: el Subteniente Rodolfo Parra —nos presentó Alejandro.

—Le tengo miedo a los fantasmas —dijo el nombrado, yo alcé una ceja—, pero más le temo a usted. —Me miró.

—Es entendible —comentó Soap, yo le miré.

—¿Te dan miedo los fantasmas? —le pregunté.

—No —me respondió sonriendo.

—¿Y a ti? —cuestionó Ghost mirándome.

—En absoluto —contesté mirándole a los ojos, él asintió.

—Eso está bien —susurró Alejandro, mirando hacia atrás, pues él iba de copiloto. El vehículo arrancó y comenzaron a seguirnos otros dos.

Atravesábamos la ciudad hasta que mi vista se posó en un camión blanco, llevaban varias Lockwood 300.

consume | simon "ghost" rileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora