008. ¿Johnny?

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—Según el interrogatorio, hay una plataforma petrolífera a 400 millas náuticas de la costa, en el golfo de México —explicó Shepherd, nosotros estábamos reunidos mirando la pantalla del ordenador, esperando instrucciones para poder actuar—. Ya no está activa, así que ahora el cártel la utiliza como punto de entrega de contrabando. Hay un carguero a 500 metros a su suroeste, hemos observado a personal trasladando un contenedor grande desde el barco a la plataforma. El contenedor está en lo alto de la plataforma, creemos que se trata del misil... La 141, el Coronel Vargas y la Shadow Company se infiltrarán con tres lanchas para eliminar ambos objetivos a la vez. Ghost y Lluny liderarán el equipo de asalto al barco. Graves, Soap y Alejandro atacarán la plataforma y desactivaran el misil. El enemigo irá a por todas, las órdenes son eliminar todas las amenazas.

—¿No sería mejor separar a los Tenientes? Al fin y al cabo son los que más experiencia tienen y podrían guiarnos mejor —dijo Soap, yo asentí.

—No cuestione mis decisiones, Sargento —habló Shepherd—. No podemos permitirnos fallar, tenedlo por seguro.

El General cortó la llamada, yo miré a Soap y le di un golpecito en el hombro, el pobre solo había dado su opinión. Él me sonrió.

Cada uno fuimos a nuestra respectiva habitación y nos preparamos. Yo me puse mi chaleco y rehice mi moño, por si acaso. Siempre se me había hecho gracioso el ver mi uniforme limpio, más que nada porque sabía que acabaría lleno de tierra y jirones. Me senté unos segundos en el borde de mi cama y me quedé mirando un punto fijo hasta que picaron a mi puerta, yo sacudí levemente la cabeza, como despertándome de un trance y le mandé pasar.

—Teniente, salimos ya —me dijo Soap, yo asentí y caminé a su lado hasta llegar al vehículo que nos llevaría a nuestros respectivos barcos.

Me senté en el lado de la ventana, Alejandro estaba a mi otro lado. Miré por el cristal durante todo el trayecto (que no fue corto), el Golfo de México era sin duda un lugar precioso, una pena que la situación actual no me dejase disfrutar de él como era debido. Salimos del coche y el olor del mar inundó todos mis sentidos. Estaba lloviendo, justo como el día en que me despedí de mi querida Barcelona, no pude evitar encontrarle cierta similitud a la escena. Soap, Alejandro y Graves se montaron en un barco diferente al mío, no sin antes despedirse, supongo que me querían decir en cierta forma que estarían a salvo.

—Vamos, Lluny —me dijo Ghost, yo asentí y ambos nos subimos al barco con un par de Shadows más. Nos dirigimos al carguero, yo me senté en frente de Ghost y observé las olas golpear violentamente contra nosotros, haciéndonos sacudir. Sabía que el Teniente estaba escrutándome de arriba abajo, no tenía ni un ápice de autoconciencia. Suspiré y volví mi vista hacia delante, o lo que viene a ser lo mismo, hacia él. Mantuvimos la vista fijada el uno en el otro, pero a diferencia de la última vez, no parecía ser un acto de hostilidad sino de mera y genuina curiosidad. Ghost apartó la vista para volverla al barco que debíamos abordar, yo hice lo mismo.

Subimos al carguero, Ghost y yo fuimos por un lado y los Shadows por otro. Al principio pasamos desapercibidos pero en seguida llegaron las ráfagas de disparos. Acabamos con unos cuantos enemigos rápidamente, pero comenzaron a venir más por detrás. Abrí una puerta de una patada y asesiné a varias personas que estaban dentro.

—A cubierto, Teniente —susurré yo arrastrándole a esa habitación y cerrando la puerta tras de mí. Miré por la ventana hasta que los enemigos se perdieron de mi vista, no nos habían visto. Justo cuando iba a salir, Ghost me agarró y puso su mano en mi boca, un soldado había abierto ligeramente la puerta para comprobar que no hubiera nadie adentro. El Teniente y yo estábamos en el hueco entre la puerta y la pared, si el enemigo intentaba abrirla un poco más, nos encontraría y estaríamos condenados, por suerte, no lo hizo. Ghost deshizo el agarre y salí rápidamente de la habitación, apunté al hombre que casi nos descubre previamente, disparé y él cayó al suelo.

consume | simon "ghost" rileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora