Caminé hacia dos hombres armados frente a la entrada principal. Estaba sonriendo mientras me acercaba para que no sospechasen de mí, pero creo que más que calmarles, les asustó. Mis manos estaban a la altura de mi cabeza, enseñando las palmas, para que vieran que no llevaba armas encima. De repente, dispararon en mi dirección, al suelo, una especie de advertencia para que me marchara. Como decidí seguir acercándome, uno de los hombres golpeó mi rodilla, haciéndome caer.
—Tengo algo que le interesa al Sin Nombre —dije mientras uno de ellos me apuntaba a la cabeza.
—¿El qué? —preguntó el que me había golpeado. Yo agarré el parche que Graves me había dado y se lo enseñé, seguramente sabía qué quería decir.
—Información sobre qué pasó y quiénes están detrás de ello —respondí, ellos me miraron y, seguidamente, me cachearon. Cuando vieron que no llevaba nada peligroso, me pusieron una bolsa de tela en la cabeza y me llevaron hacia dentro—. Solo hablaré con el Sin Nombre, nadie más puede tener acceso a esta información.
—Pinches extranjeros —susurró un hombre.
Acabé en un ascensor, donde otro hombre me cogió por los hombros. Yo suspiré, empezaba a sentirme claustrofóbica. Él levantó mi bolsa, era Alejandro, que me sonreía ampliamente, yo le devolví el gesto.
—Vaquera —me dijo—, escucha. Dales información de la buena. No mientas y diles todo lo que quieran saber o te matarán.
—¿Todo? —pregunté, él asintió.
—Todo —me respondió—. Las Fuerzas Mexicanas, los mercenarios estadounidenses. Los Shadows. Philip Graves. Toda la verdad.
—¿Incluso tu nombre? —cuestioné, pero las puertas del ascensor se abrieron, dejando a Alejandro con la palabra en la boca.
—¿Es esta? —le preguntó un hombre calvo a Alejandro.
—Sí, señor —respondió mi compañero.
—¿Tienes nombre, gallita? —me preguntó.
—Me llaman Lluny.
—¿Qué pinche nombre es ese? ¿Es chino o qué? —Rio. —Ándale.
—Estoy aquí porque quiero ver al Sin Nombre —comenté seriamente.
—Que quiere ver al jefe... —le dijo a Alejandro, después me agarró por el cuello de mi camiseta—. Nomás estás viva porque puedes tener información. Y más vale que sea algo bueno o te arrancaré esos pelos de mierda de la cabeza. —Podría haber hecho un chiste sobre cómo hacerle eso a él me sería imposible, pero no estaba yo como para irme de la lengua. Comenzó a caminar, yo pasé mi vista por Alejandro una última vez. —¡Sal de mi pinche elevador! —Comencé a seguirle cuando, de repente, un guardia me empujó. Volví justo atrás del que parecía ser el jefe.
—¡Camina! —gritó un guardia.
—Esta es mi casa. O sea, no verás al jefe hasta que yo lo diga. Te callas a menos que se te hable y, lo más importante: di la pinche verdad. Porque si mientes, serás la comida de mis perros.
Pasamos cerca de dos hombres hablando entre sí, uno de ellos drogándose. Decidí no prestarle atención a la escena, quizás si les miraba mucho me matarían en un pestañeo.
—Las Almas está en guerra. ¿Quieres ganar? No desobedezcas —me dijo, como si yo tuviese algo que ver allí. Aun así, asentí—. Así sobrevive la organización y por eso ha venido el jefe esta noche.
—Así que el Sin Nombre está aquí, ¿verdad? —pregunté.
—No, el Sin Nombre no, su sicaria personal. —Abrió la puerta y pude ver a una mujer atando a un hombre en la silla. —Valeria, hay una más, una gringa. —No pude evitar preguntarme si parecía estadounidense.
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consume | simon "ghost" riley
FanfictionMe dijo que tuviera cuidado, que sino perdería la cabeza, pero al fin y al cabo soy humano y no puedo controlarlo. Hay voces en mi cabeza que me gritan "¡Huye!", rezo porque sean humanas. Ojalá entendiese que lo estoy intentando, que mi cabeza es un...