La nieve caía en aquella noche fría en Alemania, los árboles se habían pintado de blanco y la luna iluminaba con su gélida luz, pero dentro de sus corazones se desborda un amor ardiente dónde la temperatura los mantenía calientes.
—Angelina.—el joven de cabello azabache habló.—Crees que cuándo todo esto acabe, ¿por fin pueda cumplir mi sueño?
—Oh Elvis, mi dulce Elvis.—la chica que antes miraba el panorama se dirigió hacía él.—Has cumplido más sueños de los que unos apenas han podido imaginar, tienes un don que Dios te dio para cautivar y hacerlo realidad, no dudo que lo llegues hacer.—le dio una sonrisa genuina y le hizo seña para que se acercara junto a ella.
—¿Ves esa estrella de ahí?—Señaló y asintió.—Bueno, ella es Evangeline una estrella azul que concede desos.Este cuento le traía uno de sus mejores recuerdos juntocon Elvis.
—¿Enserió?—preguntó con inocencia, aunque fuera bastante mayor, haría todo lo posible para conseguirlo.
—Mi hermano solía contarme eso antes de irme a dormir y cada vez que quería algo, solo se lo pedía.—regresó su mirada a aquel cuerpo celeste y recordar cuántas veces había escuchado sus plegarias.
—Sí salgo de Alemania quiero convertirme en un gran actor, que mi música llegue a todos los corazones del mundo, que tengamos paz y prosperidad.—Elvis pidió su deseo, la estrella parecía que había brillado de más por un segundo, o solo era su imaginación.—Por favor Evangeline.
Después de la muerte de Gladys nada había vuelto a ser igual, solo quería un poco de paz en su vida, aunque solo durará poco para el Rey.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
