Humedeció una pequeña toalla nuevamente, así colocarla en la frente del joven que yacía en la cama, más calmado que cuando lo llevaron.
El médico, tras verlo, la dejó a ella a su cuidado por ser la primera mujer que vio. En lo más mínimo se negó. Ante aquella situación, el maestro Mao tuvo que tomar la cabecera para dar órdenes y seguir funcionando la corte mientras que su rey mejoraba.
Suspiró con pesar para sentarse en el banquito que había a un lado del mueble en el que Ying Zheng descansaba. Quizás llevaba allí dos horas.
Se percató como de un movimiento, la manta que lo cubría se iba a un lado. Estiró un brazo para volverlo a tapar, siendo que le avergonzaba ver directamente el cuerpo del emperador.
—No, por favor... Hace calor...
—Su alteza— dijo evitando exclamar de la emoción de verlo de nuevo conciente.
—¿_____...?
Antes de que ella dijera algo, vio como con una mano se deshacía de la venda de sus ojos, dejándolos al descubierto. La observó unos segundos, tratando de ubicarla bien. Dibujó media sonrisa para girar su rostro a otro lado.
Cielos. Era hermoso. Y ahora lamentaba que no tuviera los ojos cubiertos, porque podía tranquilamente ver el rubor en sus pómulos.
—Me siento fatal...
—El médico ha dicho que evite todo tipo de actividad y procure descansar hasta recuperarse— volteó a una mesita, tomando un pequeño cuenco —. Ya que está despierto, debe tomar la medicina que dejó.
—Desde hace años que no me enfermo...
Hizo el mejor esfuerzo por sentarse, pero acabó ayudándole _____, avergonzada de tocarlo y pidiéndole disculpas. Cuando acabó, volvió a recostarse.
—¿Por qué no se hallaba en su habitación?— interrogó la joven, regresando a su sitio. Era una gran duda que no solo a ella le había quedado, y más si él estaba en ese estado.
—Yo... Lo único que recuerdo... era que tenía la idea de buscarte porque no me sentía bien... Pensé que me cuidarías...
Entrecerró los ojos, haciendo su mejor intento para recordar para luego cerrarlos. Sus palabras no hicieron más que ponerla nerviosa. Respiró profundo para intentar calmarse.
—Creo que me relajé mucho ayer... Y pasó esto— negó soltando una pequeña sonrisa. Por lo menos, estaba animado, lo cual le hacía creer a la muchacha que estaba mucho mejor de cuando lo encontraron.
—¿Por qué lo dice, su alteza?
Nuevamente la vio a los ojos sin dejar de sonreír apenas. Ella acabó desviando la mirada, sintiendo que no la podía sostener. El calor en su rostro se había intensificado ahora más.
—Hace un tiempo... Me comenzó a doler la cabeza, y fue cada vez peor...
—¿Por qué no dijo nada?— interrogó preocupada, viendo sus manos sobre su regazo.
—Tenía trabajo que terminar... Y ya sabes cómo me llamo— soltó una risita, colocando un brazo sobre su cabeza y así volver a cerrar los ojos.
—Ying Zheng— y su sonrisa se amplio a duras penas por el agotamiento —, por más que sea el emperador, es una persona, un ser humano. También debe de descansar, tener su tiempo... No puede exigirse demasiado...
Intentó verlo, pero regresó a ver sus manos.
—Me traes tantos recuerdos de cuando era niño...
Esta vez, lo vio curiosa.
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MUJER |Qin Shi Huang y tú|
FanfictionSaltar de una realidad a otra tras la muerte de su padre, no era algo que deseaba, pero que temió que quizás sucedería. Y había algo que agravaba la situación: era una mujer. ¿Una mujer entre tantos hombres con años de conocimientos? Pero, fuera qui...