—Maestro Mao.
Al llamado, el hombre se detuvo para voltear a ella.
—Jovencita. ¿Viene por lo que dijo anoche?
Tras almorzar, tenía un rato libre para encargarse de unas cuantas cosas, mientras que el emperador iba a entrenar con algunos de sus generales. Y aprovechó a alcanzar al anciano. Incluso agradeció que lo recordara.
—Sí, se lo pido, por favor— e hizo una reverencia.
Quedó así, aguardando a que el hombre hablara. Pero un ruido de su parte llamó su atención. Parecía una risa sumamente corta, como si aquello jamás lo hubiese esperado.
—No se parece en nada a Chun.
—¿A qué se refiere, señor?— lo vio incrédula, en espera de una respuesta.
—Su padre jamás hubiera pedido algo amablemente. Dime, si no fue él, ¿de dónde sacaste esos modales?
—De mi madre, señor, es algo... lógico. La mayoría de las sirvientas no suele tener un adecuado comportamiento— comenzó diciendo —. Por eso mi madre compensó su estatus con amabilidad y lo más cercano que había a los modales.
—¿Ha oído hablar mucho a padre cuando estaba en vida? Tiene un desarrollo de oraciones un poco parecido al de él.
Para la muchacha, ya se estaba yendo por las ramas la conversación.
—Entonces, ¿si me enseñará?— volvió al tema que le interesaba.
—Solo dígame qué necesita saber, y yo la ayudaré.
De a poco, fue dibujando una sonrisa en sus labios, agradeciéndole por ello.
Caminaba casi arrastrando los pies a la habitación. Recién llegaba al área de los sirvientes. Hacía su mejor esfuerzo por no tropezar con sus propios pies.
—_____.
Reaccionó al oír aquella voz, que se dirigía a ella por su frente, avanzando entre las sombras. La reconoció de inmediato.
—Xiang, ¿qué hace despierta a estas horas? Mañana se debe trabajar.
A pasos de ella, se detuvo una mujer que pasaba de los treinta años. Era Xiang, una de las pocas personas que la había cuidado de pequeña.
—Con hoy, se cumplen dos días en que no te veo. Tu madre me dijo que estás reemplazando a tu difunto padre.
Soltó un pesado suspiro, para asentir con pesar.
—Esto no será por siempre. Cuando llegue mi tío, dejaré de servir directamente al emperador.
Era como si recordar eso, la aliviara. Aunque, ahora, parecía que tenía a alguien de su lado. Y le alegraba saberlo.
—¿Sabes lo que te sucederá cuando él venga?
Con esa sola pregunta, derrumbó todo su alivio, abriendo sus ojos de a par. El sueño que había sentido hasta hacía poco, se esfumó en menos de un segundo.
—Ay no...
—Tu madre me lo comentó...
—Se me había olvidado...
Su padre y su tío, eran los cabeceras de la gran familia. Si algo le sucedía a uno de ellos, el otro se haría cargo de todo lo que tenía bajo su control, y también cuidaría de su esposa y descendientes.
Sabía que su madre se negaría a estar bajo su cuidado, lo cual haría que siguiera trabajando en ese lugar. Después de todo, su progenitora le daba igual a su tío. En cambio, ella no tenía mucho que hacer.
Estaba claro que la haría casarse con alguien para tampoco tener que cuidarla, y así tener lo que su hermano había ganado en vida. De cualquier modo, _____ no tenía derecho a heredar nada.
—Tendré que casarme...
Y a ella tampoco le agradaba estar bajo el cuidado de su familiar.
—Pero piensa en positivo— trató de animarla Xiang —. Si te casas con alguien que no sea sirviente del emperador, serás libre de este lugar. ¡Podrás explorar los campos!
—Tampoco tengo muchas oportuni-...
—Eres parte de la corte de su majestad, lo que te convierte en alguien importante. Puedes tranquilamente estar con quien quisieras. Un guardia, ¡o un general incluso!
Quedó unos segundos en silencio. Tenía razón, las oportunidades se le habían agrandado. Ahora era una señorita.
Desde ya tenía que comenzar a planear algo para escapar de esa tutela. Si no tenía nada para ese entonces, seguro su tío la haría casarse con quien él quisiera, lo cual incluía ganancias también para él.
Y quería evitar eso.
—Creo que con un guardia estaría bien— dejó caer sus hombros.
Problema tras problema.
—¿Me ayudará a buscar uno, Xiang?
—Pero, _____, hasta puedes hablar con ellos fácilmente y llamar su atención por esto de la corte.
—Soy... tímida para relacionarme con un hombre en ese sentido...— confesó avergonzada, al tiempo en que sentía calor sobre sus pómulos.
—Oh, bien. Entonces deja que la tía Xiang se haga cargo de buscarte un futuro esposo. Pero tendrás una charla con él para ver si quisieras pasar su vida juntos.
—Por supuesto. Haré lo mejor que pueda.
Conversaron en medio de susurros, regresando a la habitación para finalmente descansar.
Aún así, ese día fue más llevadero que el anterior. Claro, hasta que recordó el siguiente dilema en el cual pensar. Ahora pedía que la llegada de su tío fuera lo más lejana posible, o por lo menos hasta que lograra estar comprometida.
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MUJER |Qin Shi Huang y tú|
FanficSaltar de una realidad a otra tras la muerte de su padre, no era algo que deseaba, pero que temió que quizás sucedería. Y había algo que agravaba la situación: era una mujer. ¿Una mujer entre tantos hombres con años de conocimientos? Pero, fuera qui...