Un viaje en DxD

26. Las cosas se complican

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Toujou Koneko dejo caer sus manos pensando profundamente en lo que había leído. Ella no sabía si debía llorar o enojarse después de saber lo que realmente paso ese día que ella vio por última vez a su hermana mayor.

Con cuidado, Koneko sostuvo el dispositivo sin dejarlo caer y lo volvió a mirar como si intentara juzgarlo sin éxito alguno. Koneko simplemente lo recibió con casualidad y todo se le reveló.

Gabriel fue una bendición para Koneko, curioso suponiendo que ella es un Demonio, ya que él apareció tan repentinamente que parece haber salido de la nada con su poder y razón de ser muy simple.

Cuando Gabriel le pidió a Koneko que ella lo apoyara en su entrenamiento de Senjutsu ella está escéptica de hacerlo, pero simplemente acepto la decisión de Koneko y Gabriel también la convenció con postres.

Esa falta de temor era lo que hacía a Koneko que pensara el cómo Gabriel podía hacer cosas como esas sin dudar. Koneko también aprendió que Gabriel no tuvo una buena vida y quedo completamente solo.

Entonces Koneko estuvo al pendiente de los entrenamientos de Gabriel con el Senjutsu. Koneko vislumbro al principio como Gabriel se transformaba en una versión masculina de ella y luego Gabriel uso su modo Nekomata propio.

Por alguna extraña razón, Koneko se sintió atraída por la versión Nekoshou de Gabriel. Koneko no se sentía atraída por Gabriel ni física ni emocionalmente, ella lo veía como un amigo, pero su instinto Nekomata lo veía como potencial pareja.

Lo que Koneko no sabía era que las transformaciones de Gabriel eran lo mejor de la especie como si fueran el primogénito de esta misma. Debido a eso, el instinto de Koneko le decía que Gabriel era una pareja potencial y el olor era el causante de todo.

Koneko lo ignoro y cometió el olor de Gabriel con los pasteles que él preparaba, sin embargo, cada vez que Gabriel se hacía más fuerte el olor aumento, no obstante, Koneko pudo adapto y siempre se abarrotaba de postres.

Ella creyó que engordaría por todo lo que comió.

Lo que empezó a afectar a Koneko de manera emocional con Gabriel fue cuando él la ayudo a demostrar que el Senjutsu no era del todo maligno y la arrullo con eso, incluso le dio palmadas en la cabeza como un gato y Koneko lo disfruto.

Dos orejas y una cola de gato aparecieron en Koneko. Ella miró el dispositivo y empezó a reunir Senjutsu como lo había hecho Gabriel, dejando atrás todo lo malo y aceptando la naturaleza. Ella también se acordó de su hermana.

Ahora, sabiendo que el Senjutsu no era malo y que su hermana la salvo, Koneko quería saber de dónde Gabriel había conseguido la información y si existía una posibilidad de Gabriel la haya conocido para estar bien con ella.

Koneko asintió varias veces. Ella le preguntaría y obtendría su respuesta o le diría a Akeno que Gabriel también le ha estado dando palmadas en la cabeza, ignorando que era Koneko quien tomaba la mano de Gabriel y la colocaba en su cabeza.

La fuerza se reunió en Koneko y después de un largo tiempo, ella se sintió más vigorosa de lo que ella había estado desde que rechazo su propio poder. Koneko tenía miedo de no adaptarse y ahora ella está viendo que lo logro.