🐉 12. Hermano mayor

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[Diciembre 30]

El bebé de Tn y Shinichirō estaba esperado para principios de enero del 2003, pero al parecer tenía ansias por nacer ya que se adelantó un poco a la fecha esperada.

[Hospital]

El doctor salió de la habitación hacia la sala de espera.

– Familia de la señora Sano.

Los hermanos y el esposo de la joven se levantaron de sus asientos de un salto.

– ¿El esposo?

– Yo –dijo Shinichirō, levantando un poco su mano.

– Nosotros somos sus hermanos.

– Oh. Ella está bien, y el bebé también. Pueden pasar a verla.

– Shin, ve primero –sonrió Shing, palmeando su hombro.– Eres el padre después de todo.

– Sí –sonrió.

Shinichirō entró a la habitación cuando el doctor abrió la puerta, se acercó con prisa a la camilla donde reposaba su hermosa esposa, y tomó una de sus manos entre las suyas.

– Tn, preciosa... ¿Cómo te sientes?

– Agotada –suspiró.– Si vuelves a dejarme embarazada, te mato.

– Lo siento... –rió.

Tn rió también, negando con la cabeza.

– Mira detrás de ti, bobo.

– ¿Eh?

El pelinegro volteó, viendo a una enfermera cargando un pequeño bebé vestido de blanco, y sus ojos brillaron. La mujer le sonrió, se acercó a él y le entregó al recién nacido.

– Felicidades.

– Gracias.

El joven tomó a su hijo delicadamente en sus brazos, sonriendo; le recordaba a cuando tenía diez años, la vez que cargó a su hermano menor la primera vez que fue a verlo al hospital tras nacer. El pequeño en sus brazos ahora estaba bastante calmo, su piel era pálida y su poco cabello se notaba que era negro como el suyo; al verlo abrir los ojos, pudo ver ese precioso verde esmeralda que poseía su madre, el mismo del cual se había enamorado la primera vez que ella lo miró a los ojos en ese primer día de clases en la escuela secundaria. Miró a su dulce esposa, para preguntar:

– ¿...Botan?

La joven asintió, sonriendo. Él volvió la vista al bebé.

– Botan...Hola... –soltó una pequeña risa de emoción.– Hola, Botan. Soy tu papá.

Tn rió al ver los ojos negros de su esposo cristalizarse, realmente estaba emocionado.

– ¿En serio vas a llorar? –bromeó.

Shinichirō rió, se acercó a ella y sentó a borde de la camilla, sin poder despegar la vista de su bonito y amado hijo.

– Él es tan lindo...Igual que tú –la miró.– Definitivamente será guapo como sus padres.

– Insisto en que no seas tú quien le enseñe a tratar con chicas.

– Oye –rió.– Pero te conquisté a ti, ¿No?

– Por insistencia y perseverancia más que por encantos.

– Como haya sido, estás casada conmigo ahora –guiñó un ojo. Ella rió.

– ¿Debo recordarte cuántos rechazos acumulas, Sano?

– ...Tú ganas.

– Como siempre.

Red Dragon 🐉 Shinichirō SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora