Capítulo 5: El brujo patriarca

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Capítulo 5: El brujo patriarca

**Ginrei**

Permanezco de pie quieto dentro de la sala del templo más antiguo de Karakura frente a la estatua del enorme kitsune partida en dos que me hace apretar los dientes y los puños al mismo tiempo sintiendo como mi energía oscura se desestabiliza por completo. Mis sandalias pisan la sangre seca que quedó en el tatami como el rastro eterno que encontré hace más de un año. Un año sin saber qué ocurrió...cómo pasó ¡¡cómo lo hizo!!!

- ¡Byakuya! - jadeo el nombre de mi hijo girándome hacia atrás cuando veo las puertas del templo abrirse por el viento. Suspiro con dolor agarrándome el pecho por encima de mi kimono y vuelvo a posar mi airada mirada en esa estatua. Una cosa está más que clara. Mi hijo liberó a la bestia de su encierro y aunque todos me dicen que seguramente le devoró, no quiero creerlo. Hasta que no vea el cuerpo de Byakuya con mis propios ojos no podré llorarle ni mucho menos vengar su muerte.

Camino silenciosamente hacia la estancia privada de mi hijo observando que todo está igual que lo encontré la última vez. Su futón deshecho, una vela consumida en una mesita baja y su diario encima lo cual acaricio con la yema de mis dedos. Todos los pensamientos de mi hijo, sus sentimientos, su soledad, todo...está plasmado en este libro. Quizás si le hubiera contado la verdadera razón de las consecuencias que tuvo cada resurrección que hizo, puede que ahora él no estuviera desaparecido...y su amante también....

--15 años antes--

La muerte de mi hijo no nato a manos de Byakuya fue un golpe del que tardé tiempo en recuperarme. Jamás había perdido por el camino a ningún hijo, todos mis nacimientos habían sido bendecidos y protegidos por los demonios que me poseyeron engendrando vida en mi vientre, pero perder uno, asesinado de forma inconsciente por mi hijo con su magia blanca, fue un shock y tal vergüenza que muchas veces dudé de vengarme de mi propio vástago para resarcir mi dolor.

Candelabros de fuego, luces en la oscuridad. Siento como muchos ojos anhelantes están fijos en mi figura, cubierta por una túnica con capucha negra, mi rostro refugiado tras una máscara del mismo tono oscuro, ausente de autoría y protagonismo. Sólo soy el que allana el camino para que otros lo sigan, el iniciante de una noche esperada, mágica, especial. Una larga oscuridad esperada por muchos, entre los que no me incluyo esta vez con ilusión por desgracia.

-He aquí tu cónclave de luz. Ilumina las almas de tus fieles sirvientes, tus esclavos, tus almas oscuras esperándote con deseo. Kamisama...únete a nosotros en esta noche en tu honor ¡yo te invoco! -

Saco la daga de un bolsillo de mi túnica para hacerme un corte en la muñeca y derramar un hilo de sangre sobre el círculo consagrado que hay a mis pies. No quería hacer este aquelarre, pero mi fama me precede y mi sangre es necesaria para invocar a un gran demonio y que mis camaradas puedan disfrutar su compañía.

Tras pronunciar las palabras del conjuro, observo como todas las luces se apagan a nuestro alrededor y mucho de mis camaradas presentes jadean sorprendidos bajo sus máscaras ante la aparición del enorme demonio, con su cuerpo cubierto por una túnica negra que arrastra por el suelo y su cabeza antropomorfa, con apariencia de un toro negro poderoso y esplendoroso, con unos largos cuernos que nos hacen sombra a la mayoría, dejando fascinados a todos menos a mí, que pese a que sé que debería dejar lo sucedido atrás, es tan reciente que...me cuesta aceptarlo....

Abro los ojos cuando noto las garras del demonio acariciando mi mandíbula, antes de elevar mi barbilla para que le mire. Puedo ver más allá de su rostro animal, unos intensos ojos rojos que me miran fijos mientras yo rechazo mi mirada con gran pesar sorprendiéndole.

- ¿Cuál es tu pena, brujo? - escucho su voz ronca y grave, susurrante e hipnotizadora, tan aterciopelada como una caricia en el aire.

–Esta noche es de júbilo y oscuridad. Es tu sangre la que me ha invocado ¿cierto? - asiento en silencio y por un momento siento algo de miedo al ver como toda su atención está puesta en mí tras haber fornicado con el resto de brujos a los que ha dejado exhaustos sobre el suelo, jadeando y babeando. Ni siquiera he visto sus cópulas, sólo oía los vagos gemidos por doquier en eco retumbando en mi cabeza embotada...pero han sido apenas unos minutos creo....

"MALDITOS"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora