CAPÍTULO 4: ¿QUÉ ES UN ROBIN SIN UN BATMAN?

172 13 0
                                    

Tim Drake

Nunca se imaginó que la vida podría ser tan dura sin Bruce. Bueno, realmente nunca imaginó una vida sin él, de manera que no se había planteado si sería dura o no. Para él Bruce era un súper hombre y, como tal, no podía morir.

Aún recordaba aquel fatídico día. Bruce postrado en el suelo, completamente inerte, Jason sujetándolo con fuerza impidiéndolo acercarse a Bruce. El silencio que se hizo entre ellos, el vacío que se creó y aún permanecía dentro de todos y cada uno de ellos.

Hace tiempo había descubierto que sus compañeros habían recibido una carta por parte de Bruce. Ya los había presenciado leerla más de una vez. Sin embargo, él no había recibido ninguna carta, no de momento al menos. Algo le hacía pensar que si no la había recibido era porque todavía no era el momento adecuado, o eso creía Bruce.

Aquella noche todos sus compañeros habían salido, ni siquiera Alfred seguía en la base de operaciones. Alfred dejó una carta en la que expresó que iba a ausentarse durante unos días, pues quería solventar asuntos pendientes.

Tim tenía claro que si Alfred se ausentaba para solventar asuntos pendientes, esos asuntos tenían que ver con Bruce.

Viéndose solo por primera en mucho tiempo dentro de la base, volvió a sentir con más intensidad aquel vacío que había dejado Bruce al marcharse para no volver.

- Dime Bruce ¿qué puedo hacer? ¿qué tenías pensado para mí?

El sonido de su propia voz lo relajó.

Dio varios pasos sobre el suelo de madera, esperando que algo sucediera, aunque no sabía bien el qué.

Al pasar aproximadamente un cuarto de hora sintió sus lágrimas caer después de tanto tiempo. Llevaba casi tanto tiempo sin llorar como días que habían pasado tras la muerte de Bruce. Recordaba que aquel día habían llorado todos menos Dick, incluso Jason había llegado a soltar alguna lágrima.

Al sentir aquellas primeras y tímidas lágrimas, Tim dejó que éstas brotaran con más intensidad, tratando de desahogarse. Y es que, aunque ninguno quisiera decirlo en voz alta, al morir Bruce también había muerto su familia.

No se había percatado de que alguien había entrado en la habitación hasta que sintió unos fuertes brazos rodearlo con cariño. Al principio se asustó, comprendiendo que no había sido capaz de sentir la presencia de alguien más, pero luego relajó todo su cuerpo al reconocer la figura que lo abrazaba: Dick.

Dick no pronunció palabra, se limitó a mantener el abrazo.

- Lo echo de menos...¿qué es Robin sin Batman?- Balbuceó Tim.

El otro chico siguió sin articular palabra.

Las lágrimas de Tim seguían brotando y empezaba a emitir pequeños gemidos, además de sonarse de vez en cuando un poco de agüilla que salía de su nariz.

- No sé qué hacer sin él, estoy perdido.- Siguió diciendo el más joven.

Los brazos de Dick apretaron un poco más al chico.

- Creo recordar a un joven que decía conocer las respuestas a todo.- Dijo Dick, con voz dulce, pero al mismo tiempo con cierta entonación irónica.

- Te he dicho que es "casi" todo.

- Vale, vale, casi todo.

En el rostro de Tim se dibujó una sonrisa. Sus lágrimas dejaron de caer, aunque ahora se sentía los ojos ligeramente secos.

- Ya estoy mejor, puedes soltarme.- Murmuró Tim.

Pero el otro no estaba dispuesto a soltarlo, al contrario, empezó a apretarlo más. Entre risas Tim intentó zafarse de su agarre: debía admitir que le costó más de lo que creía.

Navidad sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora