CAPÍTULO 6: PROMESAS VACÍAS

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Selina

A pesar de que su relación con Bruce siempre había sido bastante especial y se encontraba en una montaña rusa constante, no cabía duda de que ambos estaban informados, en todo momento, sobre cómo se encontraba el otro. Para eso estaba Alfred, por supuesto.

Con el tiempo había llegado a aprenderse el número de contacto del mayordomo de Bruce. Si tenía algún problema sabía que si llamaba, Bruce no tardaría en ir a buscarla y, por otro lado, Alfred no tenía ningún reparo en comentar en qué estado de salud se encontraba Bruce.

Las conversaciones podían ser tan sencillas y cortas como para limitarse a un "¿todo bien?" y un "Sí" o indicar una dirección. Cuando indicaban una dirección es que algo iba mal.

Cuando recibió el aviso por parte de Alfred de la muerte de Bruce no podía creérselo. El hombre apenas podía hablar, su voz se quebraba a cada palabra que decía. Algo dentro de ella no quería creer que la información fuera cierta, pero nunca había oído a Alfred así, y no podía negar que Bruce las había pasado canutas en muchas ocasiones a lo largo de su vida.

Se había castigado durante días pensando en por qué no aceptó la última propuesta que le hizo Bruce.

Bruce era un hombre tradicional, a pesar de ser un justiciero que se balanceaba por los tejados por las noches. Siempre había creído en que si sentía amor, el de verdad, lo haría por una única mujer. Y desde que se conocieron, según sus palabras, él supo que ella era la mujer a la que siempre iba a amar de verdad.

Quizá el paso del tiempo, o el hecho de ver cómo crecían todos a su alrededor, hizo a pensar a aquel hombre tradicional que quería tener algo estable con una única persona. Así que le propuso a ella, a Selina, matrimonio.

No es que Selina no lo quisiera, lo quería, pero ¿casarse? Casarse significaba estar ligada de por vida a Bruce Wayne, y, por lo tanto, a Batman. Pero, sobre todo, Selina temía encontrarse atada a Gotham. Sabía que Bruce nunca iba a abandonar aquella ciudad, había dedicado su vida entera a velar por ella.

Pero ahora pensaba que, quizá, si ella hubiera estado a su lado, podría haber salvado a Bruce. Probablemente tendría heridas, y bastante feas, pero al menos seguiría vivo.

A pesar de sus miedos, había prometido a Bruce que lo pensaría y le daría una respuesta en Navidad.

Pero él no estaba, y ahora daba igual cuál fuera la respuesta, porque él no iba a volver y jamás sabría si ella estaba dispuesta a quedarse a su lado.

Bruce siempre le rogaba que fuera por Navidad. Ciertamente pocas veces fueron las que le hizo caso, ya que solía encontrar algo más importante qué hacer, como por ejemplo hacerse con un par de joyas valiosas ¡pero es que no había mejor día en el año! Todo el mundo quería regresar a casa y descuidaban toda la seguridad.

"Años atrás en Navidad...

Bruce había rogado a Selina que se quedara la noche de Navidad en la mansión Wayne, pero ella lo había ignorado. Como solía decir "hay cosas más interesantes que hacer".

Decepcionado Bruce suspiraba sentado en el sillón de su salón. Todavía sentía calambres en sus articulaciones tras una larga noche de seguimiento criminal.

Todos los años intentaba decorar el árbol junto a Alfred y sus chicos, pero aquellas navidades estaban tan agotados que prefirieron ir directamente a la cama. "Lo haremos mañana", decían. Sin embargo, Bruce no quería perder la tradición.

Sabía que Alfred se develaría por él, así que le dijo que se fuera a descansar y que no se preocupara. Aunque le costó, finalmente el mayordomo accedió y lo dejó a solas en aquel enorme salón.

Apenas había puesto algunas bolas en el árbol cuando le habían empezado los calambres, así que decidió descansar un poco antes de seguir.

No sabía en qué momento, pero se había quedado dormido durante unos minutos. Abrió los ojos rápidamente y trató de incorporarse para seguir con su misión de decoración navideña, no obstante, sintió como alguien le tocaba una pierna.

- Hola.- Susurró una voz femenina.

- Selina, pensé que...

Ella besó sus labios para callarlo.

- Creo que tenemos trabajo que hacer, no has adelantado nada.- Siguió ella.

Bruce sonrió y asintió.

A pesar de la oscuridad de la noche y lo poco que iluminaban las luces en aquella mansión (a ver cuándo cambiaban a bombillas LED), Selina pudo apreciar felicidad en el brillo de los ojos de Bruce.

Pasaron tiempo adornando el abeto y el resto del salón, mientras hablaban. Quizá no fuera nada extraordinario, pero aquello para Selina fue especial: sintió que estaba en su hogar. Pero nunca se lo dijo a Bruce."

Y, después de esa Navidad, a veces acudía a la mansión Wayne para ayudarlos con la decoración.

El haber perdido a Bruce la había hecho darse cuenta de lo mucho que significaba la "batfamilia" para ella. Era lo más parecido a una familia que nunca había tenido. Y aunque nunca quiso admitirlo, era su lugar especial, donde se sentía más segura. Y ahora se sentía mal por no habérselo hecho saber nunca a Bruce.

El día de su entierro no fue.

¿Cómo podía ir a su entierro? Era demasiado pronto, no había aceptado que Bruce se había ido.

Mientras daba vueltas a todo eso, recibió una carta de Bruce Wayne.

"Querida Selina,

Si estás leyendo esto probablemente signifique que yo ya no esté. Siempre me ha costado mostrar mis sentimientos y, lamento no haberte podido expresar lo mucho que significas para mí. Es frío si tan solo lo lees, pero quiero que lo sepas: te quiero.

Aunque yo no esté, solo quiero pedirte un último favor: vuelve a casa esta Navidad. Ellos te necesitan y tú a ellos.

Mi familia es tu familia y siempre lo será. Puedes volver cuando quieras, y lo sabes, siempre serás bienvenida.

PD: cuida de nuestra familia, sé que ellos cuidarán de ti."

Guardó la carta con cariño y tomó una decisión. En condiciones normales hubiera dicho que ella no era ninguna niñera, pero ahora, sin él, no tenía gracia hacer ese comentario. Después de todo, Bruce tenía razón, no le apetecía pasar las navidades sola. Ese año no.

Navidad sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora