Navidad sin ti

CAPÍTULO 5: NO SÉ LLORAR TU AUSENCIA

Barbara había visto toda la escena. Es más, había escuchado a Tim leer la carta en voz alta. Probablemente el chico lo hiciera por acto reflejo y no se diera cuenta de que leía en voz alta y no en su mente, pero se alegró de saber qué decía aquella carta.

Había sospechado hace tiempo que sus compañeros también tenían cartas por parte de Bruce. Sería raro que ella tuviera una y los chicos, con una relación mucho más profunda con él, no.

A pesar de que Dick parecía estar bien, ella notó cierta tristeza en su rostro y no pudo evitar pensar que, quizá, Dick siempre creyó que él sería la persona a la que Batman elegiría como sucesor.

Había ido a la cocina con idea de hacer el chocolate, pero la pelea había sido algo más interesante que mirar. Así que al final no había hecho nada.

Al ver que Dick subía las escaleras para dejar a Tim a solas, decidió que aquel era el momento: tenían que hablar.

Cuando se disponía a subir por las escaleras escuchó la voz de Tim decir: "salgo un momento". La puerta no tardó en escucharse.

Subió las escaleras más rápido y vio a su amigo de pie junto a la ventana, observando la nieve con la mirada perdida.

Silenciosamente se acercó al chico y se colocó a su lado. Al principio dudó un poco, pero finalmente se animó y acarició con cariño su hombro.

- Te noto preocupado.- Dijo ella, esperando que él respondiera.

Sin embargo, Dick se limitó a quedarse en silencio.

- ¿Dick?

El chico no se había limpiado la cara después de la pelea y aún tenía restos de sangre en su rostro. Barbara, con un pañuelo que había a mano, intentó limpiarlo. Al hacerlo, él volvió a focalizar su mirada, como volviendo a la realidad, y agarró el pañuelo, quitándoselo a ella de las manos.

- Perdona, ya lo hago yo.- Dijo él.

- ¿Estás bien?

- Sí, solo estaba pensando.

- Ajá, entonces ven conmigo. Ayúdame con una cosa.

Dick no diría que no, nunca lo hacía. Si tenía que escoger a la persona más servicial que había conocido, diría que Dick sin lugar a dudas. Siempre intentaba hacer todo lo que le pedían, no sabía si esa costumbre la traía de fábrica o quizá porque estar a las expectativas de alguien como Batman era algo muy difícil.

El chico forzó una sonrisa y asintió.

Barbara sujetó una de las manos del chico.

- Dick, háblame. Dime cómo te sientes, sabes que puedes confiar en mí.

- Estoy bien, no te preocupes.

La chica suspiró y con decisión lo guió hasta el sillón y lo hizo sentarse para, a continuación, sentarse a su lado.

- No hemos hablado desde...- Barbara no quería decir el nombre de Bruce, decirlo en voz alta todavía dolía.

- Lo de Bruce.- Terminó la frase Dick, con un tono seco y apático.

- Eso...

Dick por fin la miró a los ojos.

- ¿Necesitas hablar de ello? Porque yo preferiría evitarlo.

- ¿Ah, sí? ¿ahora te haces el "fuertote""? Yo no soy Batman y tú eres Dick, a secas.

- ¿Qué quieres que diga?