𝓐𝓷𝓸𝓽𝓱𝓮𝓻 𝓛𝓸𝓿𝓮 (L.S) 𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪𝓿𝓮𝓻𝓼𝓮

1. Vainilla, betún y naranja.

Louis llegó a su casa aun un poco desconcertado por lo sucedido en la cafetería, en su mente no paraba de recordar a aquel apuesto Alfa que no había salido de sus pensamientos en todo el camino.

Entró con su llave, no era necesario ser un genio para saber que Lita le estaría esperando en la sala viendo alguna de sus novelas.

― ¿Cómo te fue, precioso? ―dijo Lita quitándose los lentes y apagando el televisor.

―Bien, más que bien ―embozó una sonrisa. Aunque sabía perfectamente que ante los ojos de Lita eso no parecía convencerla.

― ¿Paso algo? ―Louis dejó la mochila en el sillón y se sentó a su lado, apegó a cabeza en su hombro y suspiró con pesadez. De su mente no había podido salir el chico rizado que ahora conocía que se llamaba Harry. Aquel sentimiento que descubrió cuando tuvo su aroma cerca, cuando lo miró, debía de ser cierto.

Era su destinado. Lo sintió desde el fondo de su corazón y nunca le había pasado antes.

―Lita, creo que encontré a mi destinado ―la mujer abrió los ojos con sorpresa― pero es algo tonto, porque a él no le gusta los omegas en general.

La omega se separó para mirarlo a los ojos.

― ¿Enserio? ¿Es acaso alguien malo?

―No lo sé, lo conocí hoy. Estaba con Liam. Cuando lo vi, mi omega se emocionó y se dio cuenta que era mi destinado. Solo que no sé qué hacer, Lita. ―la mujer le acarició el cabello, luego embozó una sonrisa.

―Tal vez tuvo una mala experiencia ―se encogió de hombros― aunque tu podrías demostrarle que no todas las personas son iguales.

Louis rio un poco.

―No lo creo, se ve que es un tipo rudo.

― Los Alfas son así ¿No? ―Lita se levantó del sillón estirando la mano para que Louis la siguiera― Sé que un buen Alfa no despreciaría un postre, podemos hacerlo juntos y tu podrás dárselo.

Louis negó. No quería parecer un chico de primaria que llevaba comida para compartir, estaba seguro que, a pesar de no conocer a Harry, este se burlaría de el en su cara. Pero la mirada de Lita lo era todo, sería un buen momento para que la omega le enseñara a cocinar todos esos dulces manjares. Contando el tiempo de calidad que podría pasar con su abuelita.

― ¿Y si no le gusta? ―dijo Louis mordiéndose el labio con nerviosismo.

―Entonces encontraremos el que sí le agrade ―si él era persuasivo, Lita lo era el triple― comencemos con el simple biscocho de vainilla y betún de mantequilla.

Esto iba a ser largo.

[...]

Louis respiró profundo, en sus manos traía el biscocho que había horneado con su abuela. Era lo hora del almuerzo y esperaba de todo corazón que Harry no apareciera en la cafetería. Louis no era un chico tímido, para nada, pero Harry sacaba un lado desconocido de él y eso le aterraba.