10. El dulce final.

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🎵Y cuando llegamos aquí por primera vez
Teníamos frío y estábamos claros
Sin colores en nuestra piel
Hasta que dejemos entrar el espectro

Di mi nombre
Y cada color ilumina
Estamos brillando
Y nunca volveremos a tener miedo

Di mi nombre🎵

-Florence + The Machine

-Florence + The Machine

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―Vamos, pastelito. No hagas de nuevo esto ―. El omega dio un gruñido volviendo a taparse con las cálidas mantas. El Alfa dio un pequeño bufido, luego se acomodó en la cama comenzando a besar los parpados cerrados de su pareja.

―Odio mi internado, lo odio y tú lo haces más difícil, rizado―. Se quejó el ojiazul―. Ven, quédate aquí conmigo.

―Omega, si me quedo sabes que no saldremos de la cama y es posible que tu madre nos quiera matar ―. Louis dio una pequeña risita, luego estiró los brazos para atraer a su novio. Quedó satisfecho cuando Harry no dudo en corresponderle el beso, aunque Louis quería llegar a más. El rizado se alejó con una sonrisa, mientras Louis hacia un puchero.

Ya de por si Rachel y Ben habían accedido a dejarles la casa para el celo que tendría la próxima semana. Y puede también que Louis sentía aquellos vestigios de querer ser mimado más de la cuenta. Y por supuesto que Harry lo hacía, siempre iba a la salida del hospital a verlo y juntos iban a cenar o tal vez a dormir si estaban cansados.

Los días de sexo no eran escasos, pero con su madre y Ben, pues solo podían hacerlo cuando ellos eran llamados de urgencia al hospital o en la ducha si lograban despertar temprano. Louis se sentía volar entre nubes de colores, y nunca pensó que se sentiría así. Pero aquí estaba sonriendo como un bobo viendo a su Alfa prepararse para el trabajo.

―Ese color te asienta bien ―. Louis se desperezó y luego se levantó arrastrando sus pies por la alfombra. ―Aunque también quedaría bien en la alfombra.

Harry rodó los ojos, a pesar de eso volvió a besarlo rodeando su cintura con sus grandes brazos de Alfa, aquellos que eran el lugar seguro de Louis.

―Tarde ¿Recuerdas? ― exclamó el Alfa, Louis dio pequeños pisotones en el suelo.

―No ―gruñó―. Te quiero aquí ―Harry suspiró con pesadez, luego volvió a tomarlo por la cintura, la ropa desacomoda del omega le permitió tocar su tersa piel. Le dejo desconcertado su calor corporal.

―Amor, creo que estas con fiebre ―dijo Harry asustado, luego fue hacia la mesita de noche para sacar el termómetro.

― ¿Crees que no sabría si tengo fiebre? Soy médico ―se quejó el omega.

―Lo sé, pastelito. Aunque quiero descartar una cosa ―Harry sabía que había dos posibilidades. O bien Louis pescó un resfriado o su celo se adelantó por el estrés de su internado. El segundo tenía más sentido para el rizado cuando la temperatura de Louis fue normal.

𝓐𝓷𝓸𝓽𝓱𝓮𝓻 𝓛𝓸𝓿𝓮 (L.S)                             𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪𝓿𝓮𝓻𝓼𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora