𝓔𝓷 𝓸𝓽𝓻𝓸 𝓪𝓶𝓸𝓻, 𝓽𝓸𝓭𝓪𝓼 𝓶𝓲𝓼 𝓵á𝓰𝓻𝓲𝓶𝓪𝓼 𝓱𝓮 𝓾𝓼𝓪𝓭𝓸.
Harry es el Alfa destinado a solo estar con betas, en su memoria y corazón solo existe Theo, un omega que le hizo perder la cabeza y que por obra del destino ha muerto.
Loui...
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Una vez tuvo la posibilidad de presenciar algo que no le agrado, que dejo un mal sabor en su boca. El día que Lita fue a parar en una clínica tras la pérdida de su Alfa. Su madre en ese entonces aún era un poco amorosa y solía contarle historias en la noche para que pudiera dormir.
Luego cuando la carrera de Rachel despegó, casi no veía a Louis, y el omega supo que estaba en buenas manos. Lita no protestó, solo que la soledad nunca fue su fuerte y por alguna razón con Louis sintió compañía. No fue fácil verla resurgir, un camino donde casi todos pierden la fe.
La fe aún seguía dentro de Louis, pero en el primer momento que despertó, un escalofrió le recorrió al saber que aquella persona que rodeaba su cuerpo con brazos fuertes era aquel Alfa que lo condenó.
Se levantó sin prisa, con el corazón a mil por segundo, lo cual era patéticamente imposible, aunque ahí estaba, buscado sus prendas para poder escapar sin ser oído. Por supuesto que la ropa no apareció lo único que pudo obtener fue sus pantalones con sus pertenencias y luego nada.
Dando una maldición abrió los cajones del Alfa, seguro alguna chamara podría servir para poder cubrir su torso desnudo. Fue una fortuna que encontrara una entre un montón de ropa.
Salió sin hacer ruidos, calzando sus zapatos y poniéndoselos después de cerrar la puerta, recorrió con su vista el lugar, he intentó ubicarse en una casa que desconocía.
Bueno, Louis recapituló lo sucedido hace un par de días, si sus cálculos no fallaban era lunes y pasando de la tarde, así que su celo solo duro dos días. Dos malditos días en donde Harry lo anudó.
Y por supuesto que quería morirse. Ni siquiera supo que le motivo a seguir a aquel chico rizado a un lugar desconocido ¡Lita lo hubiera matado! Para su mala suerte la omega ya no estaba en su vida y era posible que Rachel no le haya llamado para nada.
Cuando bajó las gradas visualizó la salida, y apenas puso el pie en aquel pequeño pasillo se paralizó al escuchar en sonido de la cocina.
― ¿No te quedas a desayunar? ―Louis se quedó mudo al notar aquella enfermera que lo consoló, cuando le dijeron que su abuela había muerto.
― ¿Enfermera Rhodes usted...? ―La mujer sostenía una taza entre sus manos, le giñó un ojo mientras le daba una sonrisa.
―Oh sí, soy la mamá de Harry. Me cambie a mi apellido de soltera cuando me divorcie ―Louis juró a ver visto una caricatura en la infancia que solía irse para atrás y caer de tal manera que sus pies quedaban en el aire. Casi le sucede lo mismo.
―Lo siento, yo...
―No te preocupes cariño. No es algo que deba asustarme ―Louis seguía en su sitio―. Ven, hice macarrones, son los favoritos de Harry.
Los pies de Louis se movieron por inercia, mientras no podía dejar de tener la cara caliente debido a lo apenado que se sentía.
