𝑎𝑡𝑎𝑑𝑜 𝑝𝑜𝑟 𝑝𝑙𝑎𝑐𝑒𝑟 || sᴇʏᴇᴏʟ

once

ChanYeol nunca había sentido nada tan sublime y maravilloso como la sensación de la suave y ligeramente fría polla de SeHun entrar en su culo. Había imaginado el momento en que perdería su virginidad un millón de veces, pero ninguna de las fantasías se acercaron a esta traviesa realidad. Debajo de él, SeHun estaba quieto pero tenso, como si estuviera listo para atornillarlo en cualquier momento. Lo que atrajo a ChanYeol emocionalmente más cerca de él fue el hecho de que SeHun no quería hacerle daño. Había considerado la idea de dejar que SeHun lo hiriera para que pudiera compartir su dolor, pero al final, SeHun había decidido que no podía. Irónicamente, ChanYeol estaba ligeramente decepcionado. Había hablado con JongIn sobre el juego de dolor, pero nunca había tenido el coraje para intentarlo. ChanYeol todavía tenía miedo, pero estaba dispuesto a darle una oportunidad si de alguna manera ayudaba a SeHun.

Justo cuando se levantó para empezar a montar a su dulce y fascinante maestro, ChanYeol se dio cuenta de que las características de SeHun se arrugaron. Estaba apretando los dientes y resoplando fuertemente a través de ellos. En un instante, las grandes manos de SeHun estaban en las caderas de ChanYeol, sujetándolo firmemente a él. Y luego SeHun empujaba a ciegas.

Una embestida fue tan violenta que hizo a ChanYeol caer hacia delante. Se habría estrellado en el pecho de SeHun, pero extendió las manos a ambos lados de su cuerpo, amortiguando el golpe. Mientras SeHun continuaba retorciéndose en agonía, ChanYeol deslizó sus manos debajo de los hombros de SeHun todo lo que pudo y lo sostuvo.

―Oh. Dios. ―ChanYeol cerró los ojos mientras el agarre de SeHun apretaba sus caderas, sosteniéndolo cerca mientras su cuerpo se retorcía. Lo que sorprendió a ChanYeol era que sentía completamente la agonía que se retorcía en torno a SeHun.

No sabía cómo ni por qué, pero cada pulso de dolor que destruía a su amo se extendía hacia él.

Lo que le conmocionó aún más era su extraña habilidad para sentir directamente lo que SeHun sentía, lo cual era lo que a ChanYeol le gustaba. El dolor se volvió placer. En conflicto por disfrutar de algo que estaba perjudicando a otro, ChanYeol casi se separó de SeHun. Pensó que sin duda había algo mal con él. ¿Cómo podía él disfrutar mientras SeHun estaba en agonía? Pero SeHun lo sostuvo con tanta fuerza que ChanYeol no pudo hacer otra cosa que aguantar y absorber más del dolor. Cada impulso hizo que su polla derramara más pre-semen a través del vientre de SeHun mientras su culo sujetaba con fuerza a SeHun.

Cada golpe de tormento lo llevó más cerca del borde de la liberación.

Horrorizado, ChanYeol luchó para sentarse. Cuando finalmente lo logró, se encontró a sí mismo montando en la parte superior del cuerpo de SeHun como un vaquero desesperado por domar a un bronco salvaje.

Los ojos de SeHun se abrieron, y miró a ChanYeol.

―El dolor. No puedo sentirlo. ―ChanYeol tuvo problemas para hablar mientras se empujaba. ―Puedo sentirlo en mí y en ti. Puedo sentir que está en los dos.

El agarre de SeHun se tensó hasta el punto que seguramente dejaría marcas en la piel de ChanYeol.

―Lo siento. No puedo parar.

―No lo hagas. ―ChanYeol encontró el ritmo de los movimientos de SeHun y se sincronizaron. Cuanto más se rendía al pulso de dolor, mejor se sentía. ―No entiendo por qué, pero se siente bien.

SeHun negó con la cabeza, pero no apartó la mirada.

―Dame más.

―ChanYeol, no.

―Quiero más― ChanYeol no estaba seguro de lo que lo había poseído, pero hubo algún tipo de respuesta flotando justo en el borde de su conciencia. Si él tomaba todo el dolor de SeHun en sí mismo, él podría ser capaz de liberarlo de su agonía ―Dámelo.