14
¿es mejor hablar o morir? a los doce me hice por primera vez aquella pregunta. mi primer respuesta, sin dudarlo, había sido el hablar, hoy en día después de años haciéndome la misma pregunta concluía que hablar había sido la desdicha detrás de mis desgracias, decir lo que pienso o lo que siento, mis palabras muchas veces me habían hecho darme cuenta que a veces era mejor morir, sin embargo nunca había aparecido un factor distinto, uno que hacía mi corazón palpitar y querer más, más de lo que tenía y más de lo que creía merecer. después de verle aquella tarde me pregunté si era mejor hablar o morir; y, por primera vez en años morir no fue mi primer pensamiento.
había abrazado la muerte desde hace meses, la embellecí y caí por ella, de una forma que ningún ser realmente vivo lo había hecho, podía confesar que también me enamoré un poco de ella. pero, entonces, ¿hablar sería mi oportunidad de ser feliz?al volver a casa sólo podía pensar en él, nuestros pies jugando y tocándose bajo el agua, nuestras respiraciones después de una carcajada, sentir su calor junto a mí haciéndome olvidar por un par de horas la vida cuando no estaba él, poder sentir cómo después de semanas todo el ruido en mi cabeza comenzaba a aclararse estando con el destello de su presencia.
las doce del día, el sol estaba más claro que en cualquier otra hora, pues la casa se iluminaba sin necesidad de tener las luces encendidas, y podía escuchar música viniendo del piso de abajo de la casa, lo cual podía significar únicamente que mi madre estaba descansando, y cocinando, pues era de las personas que disfrutaba de realizar actividades acompañadas de música.
me apresuré a bajar corriendo las escaleras para encontrarme con la encantadora escena de mi madre en su mandil bailando al son de una de sus canciones favoritas mientras movía algo que desconocía en la cacerola de la estufa.me acerqué con cautelo hasta estar a su lado y le abracé por la cintura, dio un pequeño salto por mi inesperada presencia y dejó un beso en mi cabeza.
—hola, cariño— peinó ligeramente mi cabello y siguió moviendo su comida —creí que dormirás más, por eso no te levanté, ¿quieres desayunar? — asentí ligeramente y me separé de su lado para sentarme en la barra de la cocina.
sirvió un poco de varías cosas y dejó el plato frente a mí —gracias— me dio una sonrisa y regresó a la estufa para seguir cocinando.
—anoche que llegué ya estabas dormida.
—sí, es que salí a pasear en bicicleta y me cansé— me apresuré a tragar un bocado para seguir hablando antes que mi comentario diera camino a más preguntas sobre mi tarde —¿a qué se debe que estés cocinando?
una pequeña risa salió de sus labios —simplemente quería cocinar, a veces es mejor algo hecho por nosotros mismos que algo que alguien más preparó— tapó la comida, dejándola detrás suyo deshaciéndose de su mandil y dejándolo a un lado de la barra, sentándose frente a mí haciéndome compañía —¿cómo está seonghwa?
tragué el bocado con delicadeza, en lo que pensaba una buena excusa que decirle a mi madre del porqué el chico que se la pasaba aquí cada semana no se había presentado desde que habíamos regresado a la casa —bien, está bien, supongo.
—es raro que no lo haya visto por aquí.
levanté mis hombros, —no ha tenido tiempo— mi madre asintió, aceptando aquella respuesta como válida, y se levantó para traerme un vaso con jugo y sacar del pastillero que estaba en la barra las pastillas medicadas, acercándome el vaso y tendiéndome las pastillas.
le sonreí en forma de agradecimiento, y tomé el vaso para poder tomar las pastillas.
—es curioso porque seonghwa no ha dejado de preguntar por ti casi todos los días, —le miré, no sabía cómo pude quedar indefensa ante eso —y casi siempre que hace eso es porque están peleados— me miró esperando una respuesta de mí parte, sin embargo, no sabía cómo responder a aquello, cuando claramente ella ya había hecho sus suposiciones —¿pasó algo?
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ghosting. 𝘬𝘺𝘴
Fanfictiondespués del suicidio de personas importantes en la vida de yena, la miseria y depresión habían tomado su ser. sentía que se le había arrebatado la oportunidad de vivir, y, desesperada buscaba una razón para deshacerse de aquellas voces y pensamient...