Capítulo 10

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Laila me despertó y, antes de que pudiera despejarme con agua fría en el rostro, me susurró a espaldas de las demás:

—¿A que no adivinas quién se rumorea que ha vuelto?

Me despejé de golpe, lo de anoche no había sido un sueño, aunque también había soñado con él, y alcé una mano lentamente hasta tocar el collar que me había regalado, también era muy real. Laila se fijó en él y frunció el ceño, seguramente pensando que nunca me había visto esta joya, pero lo ignoró porque tenía algo más jugoso de lo que cuchichear.

—¿Quién? —pregunté.

—Tu tío, el desterrado que volvió a casa para volver a desaparecer poco después.

Hice un sonido de disgusto y la empujé con suavidad para levantarme. No me gustaba que me recordasen que era mi tío. Lo que se sentía por él era completamente inapropiado, un pecado en una relación familiar. Pero él no era mi familia, no de verdad, ni siquiera le conocía.

Tampoco me gustaba recordar cómo me había abandonado, marchándose sin mirar atrás después de lo que me hizo. Todavía me ardían las mejillas al rememorarlo y me hizo replantearme si de verdad quería que fuese mi pretendiente secreto y jugar a este juego con él. Deagon era peligroso.

—Dicen que lo vieron anoche, después de la fiesta. Tal vez fuera un fantasma vagando por el castillo, es tan pálido que podrían confundirse.

Sí, pero Deagon era de carne y hueso, duro y caliente. Si pudiera atravesarle como a un fantasma mi vida sería mucho más fácil.

—Pues muy bien.

—¿No te emociona volver a verle?

—¿Por qué debería? Ha pasado mucho tiempo.

Dejé que me desnudasen, bañasen y vistiesen, y bajé a desayunar con un nudo de nervios en el estómago por verle a la luz del día y delante de otras personas, no podría acercarme y hablar con él tanto como querría, ni mirarle y observarle y grabarlo a fuego en mis pupilas antes de que volviese a desaparecer.

—¡Hija, mira quién ha vuelto a casa! —exclamó el rey con un brazo sobre los hombros de su hermano.

Deagon llevaba una sencilla camisa blanca y suelta y pantalones de cuero negro, sin sus armas a la vista.

—Qué alegría volver a contar con tu presencia, tío.

Él se fijó en el collar que no me había quitado y su sonrisa cambió mirándome.

—Es un halago que te alegre, princesa Rania, estaré a tu disposición para lo que necesites.

Parecía que quería evitar a toda costa mencionar nuestros lazos familiares.

—Lo que necesita es elegir un buen marido —dijo el rey soltando una risotada.

—Bueno, tal vez en eso también pueda ayudarla.

—No creo que tú puedas dar consejos sobre matrimonio ni sobre elegir pareja, hermano. Tú solo podrías aconsejarla sobre las mejores posiciones para hacer feliz a su marido.

—¡Padre! —exclamé realmente horrorizada y abochornada.

—Lo siento, hija, es tener a este granuja cerca y pierdo los papeles. Perdóname.

El rey se aclaró la garganta, soltó a su hermano y pareció recomponerse, recuperando la seriedad en su rostro. Yo asentí para dejarlo pasar, pero en la mirada de Deagon pude leer perfectamente lo que pensaba: "en eso la ayudaría más que con nada".

Ocupamos los asientos y al poco tiempo llegaron los pocos pretendientes que se quedarían unos días cerca para conquistarme y molestarme junto con los demás nobles. En los siguientes días habría festejos en la ciudad y una competición de justa en mi honor. El chico al que le habían reventado la cara se marcharía en cuanto pudiera cabalgar, seguía sintiéndome culpable por eso. El otro, el rubio, se sentó a mi lado y me dio conversación con amabilidad y simpatía. Era agradable. Después salimos a pasear por los jardines con mi Doncella Laila acompañándonos y un soldado siguiendo nuestros pasos. Estaba claro por quién me había decantado, pero los demás no perdieron esperanzas y reclamaron mi atención durante toda la mañana entre unos y otros. Y yo con quien de verdad quería estar era con Deagon, sentía la angustia de su ausencia cada vez que lo perdía de vista, temiendo descubrir que se había marchado por cualquier motivo y no volvería a verle.

EL JUEGO DE LA CORONA fanfic HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora