* pesadilla *

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Estaba helada. Una nube de vaho condensado escapaba de mis labios con cada respiración. Me abracé a mí misma y avancé entre la niebla, perdida, sin rumbo.

Escuché un quejido a mi espalda y me giré con rapidez, aunque parecía que la niebla me atrapase como agua y ralentizase mis movimientos. Agité los brazos, intentando dispersarla, pero las volutas se enredaban en mis dedos como si tuvieran vida propia y volví a apretarlos contra mi cuerpo, tiritando.

Un quejido más fuerte convertido en grito, un lamento agonizante.

Sentí algo pegajoso en los pies descalzos y al mirar hacia abajo vi que estaba pisando un charco sangre y de repente la sangre caía de mi pecho, donde sobresalía un puñal clavado en mi corazón.

Otros brazos me abrazaron, abalanzándose por mi espalda, y me apretaron como serpientes pálidas.

—Mira lo que te ha hecho —dijo, y al reconocer la voz temblé con más fuerza.

—¿Mamá?

—Mira lo que te ha hecho —me susurró al oído, aunque su voz se extendía como un eco en la niebla—. Sin corona y sin corazón. La reina de nada.

—Madre, por favor.

—Mi niña, ssshh, tranquila, pequeña mía.

Intenté girarme para verla, pero no me lo permitió.

—Mira lo que has permitido que te hagan.

Me arrancó el puñal del pecho y ni siquiera sentí dolor cuando empezó a abrir el agujero con los dedos hasta poder meter la mano dentro y sacarme el corazón desgarrado. Observaba como si no fuese mi cuerpo, lo único que sentía era frío y miedo.

Tiró al suelo mi pobre corazón, pero lo que cayó fue la corona, y alguien la recogió. Alcé la mirada y vi a Deagon poniéndosela con una sonrisa. La corona derramó sangre sobre su pálido rostro, mi sangre. Miró mi pecho abierto sin inmutarse y metió la mano donde antes había estado la de mi madre, que seguía sujetándome.

—¿Dejarás que el amor te destruya? —preguntó Deagon con la voz distorsionada de mi madre.

***

Me desperté soltando un grito y palpé mi pecho desesperada, resollando. Alguien me sujetó por la espalda y me rodeó con los brazos y grité más fuerte, intentando soltarme y quitármelo de encima antes de que me apuñalase. Me tapó la boca con una mano y pude escuchar su voz intentando tranquilizarme.

—Tranquila, Rania, solo ha sido una pesadilla —susurró Deagon, y mientras me sujetaba empezó a acunarme para relajarme—. Estás bien, estoy contigo.

—Por favor, suéltame —pedí con la voz ronca.

Todavía podía sentir los brazos de mi madre y ese frío lúgubre en la piel. Deagon se apartó para dejarme espacio y abracé mis piernas, sentada en la cama, con la frente apoyada en las rodillas. Mientras él me acariciaba el pelo suelto, intentando consolarme, y esperaba paciente.

Sí, había sido una pesadilla horrible. Nunca había soñado así con mi madre, y eso era lo peor, esa sensación que seguía reptando bajo mi piel: tenerle miedo a mi propia madre, a su recuerdo o a su fantasma.

—¿Estás mejor? —preguntó un rato después— ¿Qué has soñado?

No podía decírselo.

Solté mis piernas, alcé la cabeza y me atreví a mirarlo. Por un instante volví a ver su cara manchada con mi sangre y esa sonrisa desalmada. Luego volvió a ser su rostro despeinado y soñoliento, con preocupación en sus ojos grises.

—No lo recuerdo.

Asintió y abrió los brazos para que volviese a tumbarme con él. Me refugié contra su cuerpo, cálido y sólido, e intenté olvidar la pesadilla, pero ya no iba a poder dormir esa noche, me daba miedo volver allí.

A través de la ventana vi que el cielo empezaba a clarear.

—¿Sueles tener pesadillas?

—No desde que dejé la infusión del sueño. Además de costarme dormir y descansar, la tomaba porque tenía sueños muy oscuros, pero no habían vuelto hasta ahora.

—No deberías volver a tomarla.

—Lo sé, no lo haré, tampoco creo que vuelva a ser como antes. Todos tenemos pesadillas alguna vez. ¿Tú no?

—Sí, tienes razón.

Me dio un beso en la sien y el latido de mi corazón dio un brinco, asustándome. Me acurruqué más contra él, aunque debería haberle pedido que se marchase. No iba a dejar que el amor me destruyese, pero ¿seguro que el amor me destruiría?

EL JUEGO DE LA CORONA fanfic HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora