Capítulo 7

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Habían dejado tres vestidos sobre mi cama, tenía que elegir el que llevaría en el banquete. Uno era blanco, ajustado y muy cerrado, el otro azul no me apetecía porque era el color que más utilizaba en mi rutina, me gustaba mucho, pero quería algo diferente. El verde esmeralda. Tenía escote en la mitad de la espalda, era cerrado por delante, llevaba una cinta de seda a la cintura y las mangas ajustadas terminaban con un enganche en el dedo medio; usé anillos en los demás y pendientes colgantes.

—¿Quieres que te haga un recogido con trenzas? —preguntó Laila después de ayudar a vestirme.

—Me encantaría.

Me senté y se puso a trabajar con mi cabello.

—¿Estás preparada para salir a bailar con tus queridos primos?

—No es de buena amiga burlarse de las desgracias de la otra.

Ambas nos reímos.

—Tal vez también quiera bailar contigo el príncipe Deagon —dijo con una pizca de ensoñación en la voz.

Se me contrajo el estómago al escuchar su nombre.

—Tal vez podría rechazarlo.

—¿Por qué harías eso?

—Porque por mucho que te guste, es mi tío y un desconocido que podría querer quitarme el trono.

Hizo un mohín de disgusto.

—Pero podrías disfrutar de un baile con él mientras intentas descubrir sus secretos.

No quería acercarme a él ni descubrir nada suyo.

—Que yo baile con él no será como si lo hicieras tú, no podrás vivirlo a través de mí, Laila.

—Ahora eres tú la mala amiga.

—Perdona, ¡pero me lanzas a los brazos del enemigo!

Se rio y me dio un tirón suave de la trenza que tenía en la mano a medio hacer.

—Es un presunto enemigo muy guapo.

Tuve que reírme yo también porque... maldición, tenía razón, y una parte de mí pensaba lo mismo.

—Si quieres puedo sugerirle que baile contigo, Deagon tiene tan poco decoro que no le importará, e incluso estoy segura de que lo haría solo por llamar la atención.

—No, no, por favor, en realidad prefiero no ir. Luego cuéntamelo todo.

Me encogí de hombros y Laila siguió trabajando en el recogido, más silenciosa y pensativa. No admitiré que me molestó que pudiera estar imaginándose bailando con Deagon, yo intentaba no hacerlo con todas mis fuerzas, casi prefería la distracción de mis primos. Ninguno de ellos me haría más fuerte, cuando buscase consorte lo haría en otra casa, una poderosa, para unirnos y ganar aliados, eso es lo que haría una reina inteligente, lo había aprendido de mi madre.

—Ya he terminado, ¿qué te parece?

Contemplé su trabajo y sonreí encantada.

—Es perfecto.

—Tú estás perfecta.

Me alisé la falda del vestido al levantarme y di una vuelta sobre mí misma, sintiéndome realmente guapa, disfrutando de ese momento, antes de que todos me mirasen y me hiciesen sentir pequeña bajo sus juicios.

—¿No quieres llevar ningún collar?

—No, así está bien, no quiero ir sobrecargada.

Como toque final me puse un toque de color en las mejillas y en los labios con tinte rojo.

EL JUEGO DE LA CORONA fanfic HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora