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Nota: Esta fanfic es una adaptación de la historia con el mismo nombre del juego interactivo Episode - Choose Your Story, el cual pueden encontrar y descargar gratis en la Playstore. Por lo tanto no me llevo totalmente los créditos, sólo quise compartirla con una perspectiva de MCR. Gracias por su atención y disfruten ^^

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Me había mudado a la ciudad hace poco, buscando esa vida emocionante que tanto había querido y que no tenía en casa, o más bien, en el pueblo de donde era originario. Siempre había sido un chico muy soñador, y cuando tuve la oportunidad de salir de ahí, no lo dudé ni un segundo. Así fue que comenzó esta aventura.

Cuando llegué a New York los primeros días fueron una bofetada en seco, pues vivir en una de las grandes ciudades era bastante caro el sólo hecho de respirar, así que en mi ansiedad de tener algo fijo y rápido acepté el primer trabajo que conseguí, el cual fue Iero's Publishing House, una de las editoriales más reconocidas a nivel nacional.

No me había dado cuenta de eso hasta que a mitad de la entrevista me percaté que el lugar se veía bastante lujoso, y supuse que era por las demás fachadas de los trabajos, porque no querrían desentonar, sin embargo, los prejuicios fueron cayendo poco a poco y por un momento me quedé sin palabras, porque no sabía en lo que me estaba metiendo. Desde entonces, trabajé los mismos turnos haciendo lo mismo todos los días, casi todos los días, creando la rutina que me dejaba agotado al regresar a casa, y como resultado, me di cuenta que no era la vida que esperaba.

Nada estaba saliendo como había esperado. 

***

No todo era malo todo el tiempo, tampoco podía decir que todo el tiempo la pasaba mal, pues una de las cosas buenas de trabajar en este sitio era que podía ver a mi jefe a diario, Frank Iero, quien era nada más y nada menos que un millonario, dueño del edificio donde laboraba y de otros negocios, según los chismes del corredor. 

El sólo mirarlo me ponía nervioso, me hacía suspirar como niñito enamorado y me hacía desear que me notara alguna vez.

Tenía el cabello castaño un poco largo, los ojos de un color avellana precioso, tatuajes que cubrían sus brazos y un cuerpo algo atlético que me hacía babear. Se veía que se cuidaba porque su aspecto es muy limpio y cada que pasaba su perfume hacía voltear a todos por tan rico aroma. Además de que siempre vestía con trajes muy costosos que le hacían ver muy varonil.

Suspiré, tenía la perspectiva de que al castaño sólo le llamaban la atención las cosas elegantes y lujosas, las personas llamativas e interesantes, entonces como yo no entraba en ninguno de estos estándares me resignaba, ya que no sentía que pudiese ser alguien que transmitiera eso, menos lograr que me hablase por más de diez minutos seguidos. 

Continué tecleando en mi monitor.

Esa tarde, como al final de todos los días, tenía la esperanza de intercambiar más palabras con él, ya que había un check-in obligatorio antes de que cada trabajador se fuera. Esos pequeños momentos eran de los pocos que mejoraban con notoriedad mis días, y hoy, tenía la sensación de que me podía notar, o en el mejor de los casos, regalarme una sonrisa. 

—¿Señor Iero? —pregunté entrando con cautela. 

El mayor se encontraba en una llamada cuando entré, pero no pude escuchar lo último porque cuando notó mi presencia colgó. 

—Gerard Way, ¿cierto?

—Sí, hola —respondí con una sonrisa tímida. El millonario me miró de pies a cabeza, haciéndome sentir un poco vulnerable por la mirada tan intensa que tenía, y por la presencia tan imponente.

My fiance |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora