cinco

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Cuando me levanté me encontré completamente a solas en la habitación, por instinto revisé mi teléfono y vi un mensaje de Frank diciéndome que estaría en el patio haciendo ejercicio, pero cuando me dejó el escrito eran las cinco de la mañana. Ahora eran las siete, al parecer no había regresado. 

Por curiosidad decidí levantarme y busqué el patio teniendo éxito casi al instante, y efectivamente, Frank se encontraba ahí. Pero ya no hacía ejercicio, ahora estaba dentro del jacuzzi dándose un masaje. Entonces caminé hasta su lado y me puse de cuclillas. 

—Buenos días Frankie. 

—Buenos días dormilón, ¿quieres entrar?

—Es que hace frío, ¿no me enfermaré?

Frank negó cerrando los ojos. 

—No, el agua está a una buena temperatura. Te vas aclimatar rápido. 

Asentí sin pensarlo mucho y me desvestí con rapidez hasta quedar en calzoncillos. Después me metí sin poder contener una risita y tenía razón, se sentía muy bien. Charlamos un rato sobre cosas banales. 

—Debo admitir que esto se ve muy romántico. 

Frank asintió. 

—Honestamente me siento bien por conectar con alguien que por fin me quiere y no sólo por mi dinero. Incluso si es para ser mi prometido falso. 

—¿Qué quieres decir? 

Alcé una ceja pero me mantuve a atento a lo que podría decirme. Sí le tenía mucho aprecio, pero nunca se lo había dicho. 

—Es lo que te dije ese día en el restaurante. El dinero puede hacer que te usen y jueguen con tu mente, pero contigo todo es distinto —hizo una pausa para mover su cabello hacia atrás, peinándose con el agua. —Tú miras más allá de eso, miras mi verdadero yo. La navidad siempre ha sido una época extraña para mi, siempre me ha faltado tener personas genuinas a mi lado, pero ahora me siento bien. 

Mi corazón comenzó a latir muy fuerte, más cuando Frank me miró profundamente a los ojos. Sentía que debía decir algo para no quedar como un imbécil, no sólo estar apretando mis manos debajo del agua. 

—Eres especial Frank, no mereces que las personas jueguen contigo. 

—Puede que todo esto haya comenzado como una mentira para tus padres, pero dime que también sientes esta conexión. 

Mi pecho seguía latiendo con fuerza, estaba a punto de decirle que desde que lo conocí he estado enamorado de él, pero el remordimiento me llegó como un golpe a la cara y mi sonrisa desapareció lentamente mientras me sentía mal con cada segundo. Jamia apareció como la villana en mi conciencia, diciendo algo de lo que no podía negar porque tenía mucha razón. Ella era la prometida real, la oficial, la mujer que llevaría el apellido Iero en documentos oficiales y que se presentaría frente al mundo con esa sonrisa de comercial burlándose de mí. 

Él mismo lo había dicho, nunca rompería el compromiso con ella porque era un importante negocio. Así que me tragué mis palabras y acepté mi lugar. No serviría de nada querer algo con él porque aunque nos gustemos y podamos estar juntos, si alguien nos llega a descubrir, sería como el maldito amante ya que, si bien él no la quería, sí quería que sus bienes siguieran manteniéndose. 

—Todavía no nos conocemos bien, Frank. 

Claro que vi un poco de la desilusión en sus ojos, pero era mejor así. Yo no tenía porqué hacerme de ilusiones.  

*****

—¡Ahí están! —gritó mi madre cuando nos encontramos en la sala. —Vamos a hacer casitas de jengibre. 

My fiance |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora