tres

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Decidimos regresar a su mansión después del desastre de noche que habíamos tenido. En todo el camino hubo un silencio medio incómodo, Frank se encontraba como pensativo y yo no quise decir nada por miedo a empeorarlo. El chofer nos abrió la puerta y nos quedamos en el lobby, como en el principio.

—¿Cómo te sientes? Prácticamente descubriste que tu prometida te engaña. 

Bueno, yo nunca aprendería a no hablar o preguntar cosas que están demás en el momento.

—Así es esto, como te dije, no hay amor en nosotros. No me sorprende que esté buscando intimidad en otra parte. 

—Hmm, eso no está bien. 

—No me molesta su engaño, sólo preferiría que no fuera tan descarada. Todo esto es por los negocios, espero que la prensa no se entere. 

Asentí tratando de comprender lo que decía. Entonces un bostezo se hizo presente y Frank lo notó. Creo que estaba agotado por todo el drama del día.

—Debería irme. 

—Llamaré al chofer para que te lleve. 

—No, puedo tomar un taxi. No te preocupes.

—Mucho sería usar mi helicóptero privado. Piensa que le haces un favor al pobre para que sienta que sí trabaja.

***

Al día siguiente me encontré con un mensaje del señor Iero deseándome los buenos días y llamándome prometido. No mentiría, me ilusioné como un maníaco porque sentía que estaba viviendo un romance adolescente, pero de un momento a otro regresamos al tema de Jamia y me dijo que aunque la situación pareciera patética, él no iba a enfrentarse a ella. 

—Alguien llegó tarde anoche —dijo Lynz asomándose por la cocina, yo me sobresalté del susto. Ella se sentó en una silla de la barra y me miró con picardía.

—¿Podrías dejar de asustarme?

—¿Estás pensando en Frank o ya terminó su farsa? —como si fuera una cachetada con guante blanco, sonrió levantándose para sacar algo de la nevera. 

—¿Qué quieres decir?

—El trato era engañar a tus padres anoche, y él lo hizo, ¿no es así?

—Sí, supongo. Ahora tengo que ser su asistente y mi familia estará aquí hasta año nuevo.

—Yo sólo escucho que te estás perdiendo la oportunidad de hacer que el hombre de tus sueños te haga caso —dijo cuando me senté enfrente de ella. —Si puedes hacer que él se de cuenta que eres el indicado, tal vez pueda pasar algo entre ustedes. 

Me llevé una cucharada con cereal a la boca y negué, por más que habíamos logrado un acercamiento ayer, todo volvería a la normalidad y yo tendría más trabajo ahora.

De cualquier forma había terminado perdiendo.

****

—Llegas tarde. 

—Lo sé, lo siento —dije agarrándome el brazo izquierdo apenado.

—Vamos a mi oficina, te explicaré cosas de tu agenda de hoy.

Dentro de su espacio de trabajo me explicó que tendría que organizar las reuniones de enero, enviando correos a los ejecutivos confirmando y citando en una hora específica, checar también que los envíos estén en orden y posteriormente, hacer lo que de por sí me tocaba. 

—Eso me va a llevar todo el día. 

—Sí, es mucho trabajo. 

—¿Cómo voy a hacer todo eso?

My fiance |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora