Capítulo 28- Miedos ocultos

735 114 3
                                    

Wei Wuxian entró, con prisa y sin anunciarse, al salón en donde Lan WangJi y SiZhui discutían asuntos de la secta.

El segundo al mando de WeiLan ya se había acostumbrado a su conducta impulsiva: al principio le había parecido un atrevimiento que pasara por alto el protocolo y la etiqueta de los cultivadores, y que se paseara por los pasillos de la residencia con su infaltable jarra de vino en la mano, o que corriera, solo o persiguiendo a su burro, armando un escándalo. Pero su padre no solo toleraba su comportamiento sin decir una palabra, sino que había ordenado que nadie lo molestara.

-¡Lan Zhan, Lan Zhan! -Wuxian era como un pequeño terremoto: casi no pudo detenerse, y aterrizó de rodillas contra la mesa, sacudiendo las tazas de té-. ¡Pasó algo muy extraño, Lan Zhan!

El líder de WeiLan se sacudió un poco, producto de que tenía los brazos apoyados en la mesa, pero su cara permaneció serena.

-¿Qué pasó, Wei Ying...?

-¡Mira! -Wei Wuxian metió una mano en el cruce de su hanfu, a la altura de su pecho, y sacó de ahí una carta, que le extendió-. ¡Esto! ¡Esto llegó recién...!

La carta tenía el inconfundible sello de GusuLan. WangJi la abrió, intentando mantener la tranquilidad:

«El líder de la secta Lan, Lan XiChen, invita a Mo Xuanyu y a Wen Ning a Descanso en las Nubes para...»

-¡Wen Ning! -volvió a gritar Wuxian-. ¡¿Cómo se enteró?!

-SiZhui, déjanos un momento a solas, por favor -pidió WangJi, con serenidad.

-Sí, padre. -Un poco contrariado por no poder satisfacer su curiosidad, el chico se levantó, le hizo una reverencia a Lan WangJi, otra a Wei Wuxian, y se retiró.

-¿Qué vas a hacer, Wei Ying? -El rostro de WangJi parecía algo pálido-.¿Vas a ir?

-No sé si voy a ir o no, pero eso no es lo que importa en este momento -respondió Wuxian, mientras apretaba con fuerza su flauta de jade, visiblemente agitado.

-No te enojes conmigo... -susurró WangJi, sin atreverse a mirarlo-. Yo le dije a mi hermano que Wen Ning estaba vivo...

-Pero... ¡Lan Zhan! -Wei Wuxian estuvo tentado de sacudir a su alma gemela, pero no iba a lograr moverlo por más que lo intentara-. ¡¿Por qué lo hiciste?!

-Para que se dé cuenta de que Jin GuangYao le está mintiendo.

-¡¿Y tenías que exponer a Wen Ning para eso?!

-Wen Ning es fuerte; sabe defenderse solo.

Wei Wuxian lo miró con enojo:

-No lo entiendes, ¿verdad? ¿No te das cuenta de que es el último de los Wen? ¡Todos a los que juré proteger están muertos, y solo queda él!

Ese era el momento: Lan WangJi tenía que decirle la verdad sobre SiZhui:

-Wei Ying, yo...

La voz de Yin Pei, desde la entrada, lo interrumpió:

-Líder de secta, Su Excelencia, LianFang Zun, está aquí, y solicita verlo...

WangJi y Wuxian se miraron, y la furia del Cultivador Demoníaco se esfumó al instante. WangJi, más sereno, le ordenó:

-Ve a buscar a Wen Ning y escóndelo.

-Sí... -Wei Wuxian tomó la carta de la secta GusuLan y se la guardó en su hanfu. Luego se fue corriendo por una entrada lateral, para que Jin GuangYao no lo viera.

Con todo el sigilo del que era capaz, recorrió la residencia, intentando pasar desapercibido para el numeroso grupo de la secta Jin que había acompañado a Su Excelencia, mientras buscaba a Wen Ning, al que parecía habérselo tragado la tierra.

Apurado mientras abría puertas y susurraba el nombre del General Fantasma, sintió que lo tomaban de un brazo y lo metían con prisa dentro de una de las habitaciones.

-¡Lan SiZhui! ¡Eres muy fuerte! Eso dolió... -se quejó, mientras masajeaba su magullado brazo.

-¡Shhh! ¡Silencio, Wei Wuxian! Mira... -le respondió el chico, y le señaló un rincón oscuro de la habitación, en donde se podían ver los asustados ojos de Wen Ning, que había visto la llegada del líder de la secta Jin y había corrido a esconderse.

-¡Por fin! -exclamó Wuxian-. ¡Hace rato que te estoy buscando!

-¿Qué... qué voy a ha... hacer? -balbuceó Wen Ning.

-Hay que sacarte de aquí -le respondió Wuxian, y después se dirigió al segundo al mando de WeiLan-: ¿Se te ocurre algún lugar donde tu padre no lleve a Jin GuangYao si él le pide hacer un recorrido por la residencia?

El chico pensó un momento, y después su cara se iluminó:

-¡Los conejos! ¡Vayan a esconderse al claro de los conejos! Mi padre jamás le muestra ese lugar a nadie.

-¡Qué chiquillo tan inteligente...! -Después de darle unas afectuosas palmaditas en la cabeza, Wei Wuxian salió con sigilo de la residencia, y corrió con Wen Ning por el campo, rumbo al bosque.

***

Los pequeños conejos, sorprendidos por la brusca irrupción de esos hombres en su tranquilo mundo, saltaron alrededor de Wei Wuxian, que se había tirado en el verde parche de hierba, agitado por la carrera. Wen Ning se quedó de pie. En un rincón, Manzanita los miró y después siguió comiendo, indiferente.

-¿Estás seguro, Maestro Wei, de que no nos encontrarán aquí?

-¡Tranquilo, Wen Ning! Lan Zhan jamás se atreverá a contarle a Jin GuangYao su debilidad por estos animales -respondió Wuxian, riendo, y levantó uno de los conejos con un gesto brusco. El pobre animalito se sacudió, tratando de escapar-. Qué lástima -suspiró-, están bastante gordos, ideales para asar. No te quedes parado; el suelo está cómodo.

-Es que mi uniforme de la secta... -El General Fantasma estaba tan orgulloso de su nuevo hanfu gris, que no se atrevió a sentarse en el suelo, por miedo a ensuciarse.

-Está bien, como quieras... ¿Sabes? Es bueno que estemos solos, porque tengo que decirte algo importante -Wuxian sacó la carta de Lan XiChen y se la dio-. Lee esto.

-Pero... -Cada vez mas asustado, Wen Ning le daba vueltas a la carta-. ¿Cómo se enteró?

-Lan Zhan se lo dijo. Él tuvo sus razones, aunque no estoy muy seguro de que haya hecho lo correcto.

-¿Y qué haremos? ¿Vamos a ir a Gusu?

-Esta vez tú deberás tomar la decisión, Wen Ning... -Wuxian lo observó desde el suelo, con sus brazos llenos de conejos-. ¿Quieres ir?

-No lo sé, Maestro... Lan XiChen es una buena persona, pero también es el hermano jurado de Jin GuangYao...

-No creo que vaya a traicionarnos. Como tú dices, es una buena persona y un hombre justo, y no se atreverá a hacerme daño de nuevo y perder la oportunidad de reconciliarse con Lan Zhan...

-Sí, eso es cierto; entonces lo mejor será que vayamos... No podemos escondernos para siempre...

Lan SiZhui llegó corriendo por el bosque y causó otro revuelo entre los conejos:

-¡Wei Wuxian! ¡LianFang Zun preguntó por Mo Xuanyu! ¡Debes ir a verlo, ya!

Negro sobre blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora