Nido

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Espero que les guste~

N siempre ha dormido cabeza abajo, colgando sin mucha dificultad con ayuda de su cola enredada una viga o lo que este firme a las alturas, con las manos acunadas en su pecho y envuelto en sus grandes alas, sin caerse a menos que se despertará sobresaltado y se soltara del susto. Estaba acostumbrado, siempre lo había hecho desde que tenía memoria pero entonces, de un momento a otro, Uzi intervino.

-¡Biscuits!- chillo un poco cuando ella de repente empujó un montón de cosas contra su pecho, luchando con torpeza para sostener todo y que no se le caiga nada. -¿Qué es esto?- preguntó, notablemente confundido pero sin hacer amague de soltar nada aún.

-Mantas y almohadas, Thad las trajo desde la colonia- respondió. Eran muchas más de las que iba a necesitar, estaba segura de eso, así que decidió darle el resto a él. -Puedes hacerte un nido o algo, así dejas de dormir de cabeza como maldito murciélago y evitas más accidentes- bufo. -No creo que tu cabeza pueda soportar más golpes- agregó en tono burlón, refiriéndose a las veces que lo escucho gritar y caerse de cabeza a la nieve por despertarse de repente.

-No me caigo tanto- hizo un puchero, recibiendo una mirada de parte de ella, luciendo poco impresionada y como si no le creyera en lo más mínimo. -Esta bien, si, yo...haré algo- asintió y solo entonces Uzi le dio la espalda, dispuesta a revisar que más había traído su único contacto con la colonia. -¿Qué es un nido?- se preguntó confundido, mirando todo lo que ella había empujado a sus brazos, una imagen de algo de aspecto cómodo viniendo a su mente. -Bueno, me gusta hacer lo que sea- se encogió de hombros y tarareo mientras a hacer ese dichoso nido, decidido hacerlo en una esquina alejada. Le costó varios intentos, desarmándolo varias veces, hasta que al fin estuvo satisfecho. Coloco una de las mantas doblada por la mitad en el suelo, con las almohadas más grandes encima y las pequeñas alrededor, con las sábanas que sobraban encima de todo. Se veía como, tan y como se le había venido a la mente. Tarareo, su cola moviéndose con alegría, dando pequeños saltos en su lugar antes de decidir probar su nueva cama, tapándose sólo por gusto y acurrucándose felizmente. Era cálido, blando y cómodo, mucho mejor que dormir cabeza abajo. Enterró medio rostro en una de las tantas almohadas y sonrió, enorme y contento, decidido que una pequeña siesta no podía hacerle daño a su sistema.

Al poco tiempo, ella se asomo para verlo, riendo ante la vista del brutal asesino acurrucado y perdido entre todo lo que antes le había dado.

-Es tan raro- Uzi sonrío al verlo, ya sabia que a él le gustaría las cosas blandas y cómodas, fue un presentimiento. Le dio la espalda, decidida a dejarlo dormir por el momento en paz, y fue a seguir a revisar la nave.

Murder DronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora