Capítulo 8

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—¿Entonces no piensas ir?—pregunté exaltada.

—Nop.

—¿Por qué no?—me tire en mi cama cansada.

Estoy tratando de convencer a Zoey por que al parecer no le agrada la idea de acompañarnos.

—Por que van ustedes dos y eso significa que yo iré para alumbrar—cruzo sus brazos en su pecho recargando todo su peso en un solo pie.

—¿Eso que quiere decir?—pregunté confundida.

—Que iré a lamparear...

La miré con confusión.

—Haré mal tercio, Daniela—dijo irritada—vieja—la escuché susurrar.

Puso los ojos en blanco, dejándosela pasar.

— No será así a lo mejor él llevará a un amigo pero igualmente Jackson y yo quedamos como amigos—me encogí de hombros.

Me levante de la cama y camine hacia mi closet buscando la ropa que me pondré.

Zoey no ha dicho que si pero sé que lo hará .

—Eso ni tú te lo crees pero ¿Adonde irán?—pregunto curiosa haciéndome sonreí.

Está apunto de ceder.

—Solo dijo que nos relajaremos pero es de noche así que un spa está descartado o nos podría llevar a la cabaña de su familia pero no lo creó—dije poniendo el vestido en la cama.

—¿Cómo sabes que tiene una cabaña? ¿Has estado alguna vez allí?—pregunto sorprendida.

—N-no bueno si pero no lo sé solo me vino a la mente y... ¡Vendrás o no!—hable nerviosa.

Ella me miró divertida, he hizo unos movimientos con la cabeza como dudándolo.

—Bueno lo pensaré...

—No tienes nada que pensar ¿Me dejarás sola con el?—le hice puchero.

—Eres patética—me miró con asco mientras se dirigía hacia la puerta.

—¡Vístete ¿Si?!

—¡¿Que piensas que haré?!—grito con ironía.

Ay la amo.

Faltaban unos minutos paras que Jackson llegara y yo pensaba una y mil veces donde nos llevaría es algo que no tengo ni la más mínima idea y la verdad me intriga.

Siempre he sido curiosa y me produce ansiedad no saber las cosas pero pronto lo sabré, espero esta vez no me vendé los ojos.

Que recuerdos...

No es que quiera revivirlos solo, no lo sé lo recordé es todo.

Escuché el claxon de Jackson, así que salí de mi habitación tropezándome con Zoey que hacía lo mismo.

La miré de arriba y abajo descaradamente, ella es toda una mujercita, digo mujercita por qué solo tiene 16 años y parece de mi edad con esos tacones negros y ese vestido rojo sencillo que le llega sobre las rodillas se ve... preciosa su cabello rubio ahora liso le llega por la cintura.

Su maquillaje es sencillo ya que su piel es literalmente perfecta al igual que su cuerpo de reloj de arena, tiene una cintura pequeña, unas caderas anchas pero naturales y sus labios pintados de rojo, jamás pensé que esa niña inteligente y endemoniada podría convertirse en la hermosa señorita que es hoy en día.

—¿Por que me miras así? Me veo horrible ¿verdad? ¿Me cambio de ropa?—dijo asustada bajándose el vestido.

—No, claro que no, es solo que me hubiera encantado que los abuelos vieran en la señorita que te has convertido—le di una sonrisa triste, apreté un poco la pequeña cartera que llevo en mi mano mientras mis ojos se cristalizaban.

Perdida Sin TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora