Hiashi

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No es que él fuese el padre perfecto que merecía el premio del año pero había ocasiones donde solo un padre podía darse cuenta de los sentimientos de sus hijos y en este caso se trataba de su hija mayor, admitía que nunca fue amoroso con ella o comprensivo pero después de todo lo que sucedió cuando era una adolescente al pelear con Neji y casi perder la vida comenzó a entender lo importante que eran para él cada una de sus hijas, así como entendió el daño que causó a su sobrino al no ser sincero con él sino que prefirió seguir alimentando su odió con su silencio.

Sin embargo aunque trataba de ser mejor padre para sus hijas y le dio a su sobrino el lugar que merecía a su lado el camino para llegar a ganarse la confianza de Hinata aún era difícil por esa razón cedió a la petición del Hokage de entregar la mano de su hija en matrimonio al héroe de Konoha; Naruto Uzumaki. Vio a su hija sonreír y cambiar su mirada triste por una más alegre, pero aquella alegría comenzaba a desaparecer, pensaba que quizás se debía a los constantes intentos de secuestrarla para obtener su Byakugan, fuese esa una de las razones de exigir un guardaespaldas para su primogénita sin importar quién fuese, Naruto podía cuidar de ella pero el rubio estaba cumpliendo con su entrenamiento para ser el siguiente Hokage. Deseaba que su hija volviera a sonreír como hacía hace apenas varias semanas atrás pero el único problema recaía en no saber cómo preguntarle por lo que estaba pasando y terminaba causando en ella tanto pesar, aquel motivo lo obligó hablar con su hija menor para que fuese ella quien tratará de sacarle la verdad mientras él preparaba todo para la llegada del ninja que la acompañaría desde ese momento.

—Lord Hiashi—miro a la joven ante él haciendo una ligera reverencia—: disculpe que lo moleste pero la habitación del invitado esta lista.

—¿Junto a la de Hinata?—la de cabellera castaña asintió—: perfecto, cuando llegue tráelo ante mí y llama a mis hijas.

—Si mi señor—Hiashi suspiro sintiéndose cansado al tener que hacer todo ese papeleo, pero la vida de su hija era más importante que cualquier dolor de cabeza. Observó la fotografía de su esposa recordando la promesa que le hizo una vez y no cumplió al menos no con su hija mayor a su debido tiempo.

Protege a nuestras hijas.

Él había jurado hacerlo pero al final termino fallando como todo un idiota cegado por su orgullo y el dolor. No supo cuánto tiempo estuvo mirando aquella fotografía pero sentía que sus párpados comenzaban a sentirse cansados, de no ser por escuchar el llamado en la puerta se abría quedado dormido profundamente. Indicó a la joven del servicio que permitiera entrar a su invitado topandose con una mirada distinta a la suya, de todas las personas que pudo imaginar nunca se espero fuese  aquel joven de cabellera negra, de inmediato un sin fin recuerdos atravesaron su mente, recuerdos de una vieja conversación.

¿Quien dijo que mi hijo no es adecuado?

Es un juramento cabeza de alcornoque.

Nuestra hime es muy delicada para el bruto de tu hijo.

¿Acaso quieres pelear?

Alejo aquellos pensamientos o nuevamente la culpa de hace mucho haría destrozos en su subconsciente. Sasuke observó la oficina del patriarca Hyuga con sigilo, el estante lleno de libros y alguno que otro pergamino, el cuadro con el símbolo de la familia así como uno con la foto de sus hijas y él, el escritorio de madera pulido donde mantenía varios rollos de pergamino, un libro donde pudo observar que hace apenas un momento estuvo leyendo o eso pensó.

—Uchiha Sasuke, siéntate—por una razón que el azabache no logro entender sintió que ya había estado allí, pero alejo aquella idea sabiendo que era una completa tontería—: de todos los ninjas que pudieron pasar por mi mente, nunca pensé que tú precisamente vendrías a cumplir esta misión.

Deseo navideño ☄️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora