Atrapado (SasuNaru) (BoruShin)

Peligro

INOJIN

Aquella mañana el timbre sonó y cuando mi mayordomo abrió ví que unos hombres vestidos de blancos lo empujaron y entraron como si ésta fuese su casa. Era obvio que tomaron a mi mayordomo por sorpresa ya que acabó en el suelo confundido.

Cuando se repuso de la sorpresa se incorporó y corrió a detenerlos, pero los hombres de blanco siguieron avanzando sin problemas.

- ¡Oigan! ¡No pueden pasar así nada más! ¡Oigan! - rugía mi mayordomo rojo de furia.

-Apartece o será conducido a la cárcel inmediatamente - dijo uno de los hombres de blanco.

Así llegaron a la biblioteca, donde estabamos Shura y yo en el mejor de los mundos. Ellos entraron y prácticamente se avalanzaron hacia Shura, quien empalideció pero no pudo moverse debido a que los hombres de blanco lo sujetaron con fuerza.

-¡No! ¡Sueltenme! - Shura forcejeaba con intensa desesperación
- Pero ¿qué demonios es ésto? - dije reponiendome de la sorpresa.

Pero al querer acercarme a él, se interpuso el hombre de blanco que parecía ser el jefe impidiéndomelo.

- Shura es un paciente del psiquiátrico donde trabajamos y escapó hace más de tres meses.
- ¿Qué demonios hacen en mí mansión?
- Recuperando a un peligroso paciente. Apartece o tendré que...

Mi furia me encegueció al punto de sujetar su brazo derecho, con el cual quiso detenerme, y se lo quebré en menos de un segundo logrando que ese maldito lance alaridos de dolor.

-¿O qué? ¿Qué harán malditos muerto de hambres? - Dije con gran desprecio.

Era consciente de que se me había pasado la mano, pero en verdad estaba furioso al tiempo que debía contenerme porque sentía intendos impulsos de matar a esos tipos de blanco.

Miré a quienes sujetaban a Shura con odio intenso y fue suficiente para que lo suelten. Sin embargo fui más veloz que ellos y logre quebrarles un par de dedos a cada uno. Los alaridos se sucedieron mientras Shura corría a refugiarse tras de mí.

- Perkins - dije a mi mayordomo - Llama a mi amigo el jefe de policía. Que venga con urgencia.
- Bien señor.

- Tenemos una orden de juez - dijo como pudo uno de los hombres de blanco mientras otro me entregaba un papel con la firma de un juez que autorizaba a esos psicópatas a llevarse a mi amado Shura.

Le arrojé la orden del juez por la cara con desprecio.
- Ésto no justifica su violación a la propiedad privada y a intentar secuestrar a mi pareja.

- Su pareja es un loco peligroso que debe estar atado, amordazado y drogado en una celda bajo llave

-¡No! ¡No es así! - dijo Shura desesperado mientras lloraba - No hice nada, mi padre siguió la orden de mi madrastra encerrándome en ese horrible lugar.

- Basta - dije - Ustedes serán quienes estarán encerrados en una celda porque si siguen sueltos....me aseguraré de que dejen de respirar - los miré fría y oscuramente.

Llegó la policía, para lelvarse a esos sujetos a prisión. Sin embargo el jefe de policía me dijo que la orden del juez los autoriza a llevarse a Shura. Sin embargo al ser yo un aristócrata todo se detenía. Pero Shura debía ser llevado de regreso al psiquiátrico sí o sí esa misma noche.

-¡No! ¡¿Por qué?! ¡No hice nada! - gritó Shura desesperado y llorando.

- Lo lamento muchacho, nada puedo hacer - dijo el jefe de policía.

Pero yo lo miré friamente, sabía que me había vuelto alguien temible ya que el mismo jefe de policía empalideció.

-O-Oye....solo cumplo la ley y lo sabes - me dijo retrocediendo dos pasos.
- Perderás algo más que tu trabajo y lo sabes. Estás molestando a un aristócrata ¿sabes?

- Haré unas llamadas
- No me basta
- P-Puede que Shura pueda quedarse aquí entonces....
- Asegurate de que no vuelvan a molestarnos
ni a mi futuro esposo ni a mí.

El jefe de policía y los demás se fueron dejandonos en paz. Inmediatamente llamé a mi abogado, quien vino al cabo de unos momentos.

Hablamos los tres, y así el abogado nos aseguró que se ocuparía de que nadie toque a Shura anulando la orden de mantenerlo encerrado en el psiquiátrico aquel.

Cuando el abogado se fue Shura recién respiró hondo y profundo calmándose. Lo abracé y, tras asegurarme de que esta vez nadie entraría a mi mansión por más orden de juez que lleven, lo llevé a nuestra habitación donde nos desnudamos e hicimos el amor hasta quedar exaustos.

Todo el día, toda la noche y el día siguiente. No salimos de la habitación. Necesitaba calmarlo y hacerlo en verdad felíz.