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Pensándolo un poco, creo que soy como una tetera.

Siempre he tenido calma en mí. Aguas mansas que representan mi vida. Mi tranquilidad estaba encapsulada, sin preocuparme porque se escape.

Sin embargo, un pequeño calor comenzaba a surgir desde fuera. Al inicio lo ignoré, ya que solo parecían pequeñas brasas inofensivas.

Fue un grave error, ya que solo era una antesala.

Esas llamas empezaban a arder más y más con el paso del tiempo. Mi piel quemaba, mientras intentaba aguantarlo. Lo que no notaba era cómo ese manso cúmulo de agua dentro mío burbujeaba como nunca.

Algunas flamas eran pequeñas y otras grandes, pero ambas generaban el mismo efecto. Mi ser se agotaba lentamente, pero quería soportarlo por mi cuenta.

Trataba de esconderlo, pero el agua salía fácilmente. Mi tranquilidad se evaporaba y no podía recuperarla.

Entonces chillé con todo mi espíritu. Sentía que lentamente todo el líquido que tenía solo se iría en el aire. Ya no quedaría nada de mí, siendo consumido por el fuego.

Por eso agradezco a esa mano que me extendieron, escuchando mi pedido de auxilio. Me sacaron del incendio que me rodeaba, pudiendo al fin volver a respirar.

Me pregunto, ¿Alguna vez podré ser esa mano para alguien?

Relatos cortos (Elle Goshi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora