[𝗜𝗗𝗢𝗟] 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢 𝘰 𝘤𝘰𝘴𝘢 𝘢𝘮𝘢𝘥𝘢 𝘰 𝘢𝘥𝘮𝘪𝘳𝘢𝘥𝘢 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘹𝘢𝘭𝘵𝘢𝘤𝘪ó𝘯
▰ El escenario era su mayor sueño, la música su lugar seguro y sus amigos su hogar.
Nana debutó apenas a los diecisiete años, aunque cuando todo a su al...
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Nana sospechaba que había algo que no la estaban contando. Nada era tan bonito a primera vista, y ella más que nadie lo sabía como idol. No todo eran bonitos conjuntos y cantar, sino que había severas dietas, normas estrictas y absurdas, acosadores y corrupción. Aquí, en la Playa, lo más turbio que había visto eran las drogas (que la ofrecieron en muchas ocasiones) y esa rara norma de lealtad.
Hideki se había convertido en un amigo, al igual de su hermano menor Kougami. Eran tan similares como diferentes, y más de una vez o de dos podían verlos discutir por los pasillos. Aún así, eran inseparables y Hideki cuidaba de su cojo hermanito. Natsuki no tenía hermanos, pero la habría gustado tener algún hermano menor. Podría haber sido Arisu, si no se hubiera enamorado de él. A cambio, recibió a Karube como un hermano mayor que se preocupaba demasiado por ella. Debían estar tan preocupados...
— Un yen por tus pensamientos — bromeó Tomoe, colocando con cuidado algo de brillo en sus ojos. Esa misma noche habría una fiesta en la discoteca del sótano, y ella asistiría con sus nuevas amigas para despedir a Sakumi. No estaba preocupada, ya que aseguraba que todo juego al que asistiese con un miembro de la Junta era un juego ganado, y ella iría en el equipo de Ann.
— Solo estoy preocupada por mis amigos — suspiró. Miku, leyendo una revista de decoración, hizo un puchero de pena por su preocupación—. Chota y Shibuki tenían solo un día más de visado, y sé que Ryohei y Dai no les dejarían ir solos.
— Confía en ellos, Nana — sonrió de manera confortante Tomoe, sosteniendo sus mejillas con suavidad para comprobar que su maquillaje era simétrico—. Perfecta, eres completamente preciosa. Ya verás como esta noche serás la que más brille.
— Oh, hablando de esta noche — Sakumi se incorporó de la enorme cama de la suite con un saltito. Su precioso conjunto estaba pensado para ser cómodo en caso de jugar algo de picas, pero bonito y ligero para la fiesta—. Saiko y Kuina vendrán con nosotras también.
— ¿Kuina, la de rastas? — preguntó Miku, volviendo la atención a su revista—. Mirad qué sofá... Si fuera rica, remodelaría mi casa por completo. Al estilo americano.
