Teorías del Crimen (SuperCorp)

Capítulo 7: Punto de inflamación

Lena estaba sentada detrás de su escritorio mientras Kara leía otro expediente. Llevaba contados 24 casos en los que habían trabajado juntas desde que empezaron las sesiones individuales, y Kara había dado en el clavo en casi todos los perfiles que había dado de cada sudes. Kara dejó la carpeta en el escritorio y, sin hacer preguntas, comenzó su perfil. Cuando terminó, Lena tenía una sonrisa arrogante en el rostro.  

Lena tuvo que contenerse para no aplaudir a Kara. "Tal vez debería empezar a darle los más difíciles para trabajar, estos se están volviendo demasiado fáciles para usted señorita Danvers".  

"Adelante, profesora". bromeó Kara, igualando la sonrisa arrogante de Lena. Lena metió la mano en uno de los cajones de su escritorio, sacó una carpeta y se la acercó a Kara. Kara se tomó su tiempo para leerlo y Lena la observó cuando vio que enarcaba las cejas.  

"¿Pasa algo? preguntó Lena.  

Kara le dedicó una sonrisa incómoda. "Tenía marcas de esposas y calcularon que había estado cautiva seis días antes de ser asesinada. ¿Cómo calculan algo así?".  

"Si tienes las esposas puestas durante un corto periodo de tiempo, puede que te deje una marca un poco roja. Sin embargo, cuanto más tiempo las tengas puestas, más dañarás la piel y el músculo, y empezarán a salirte moratones y cortes. Es bastante desagradable". Lena se encogió de hombros, lo que hizo que Kara levantara una ceja. Lena vio una mirada interrogante en la cara de su alumna: "¿Qué?". 

"Parece que lo sabes por experiencia".

Lena tartamudeó desesperadamente intentando dar una respuesta al inesperado comentario.  

"Nunca pensé que fueras de las que renuncian al control de esa manera". Kara sonrió con satisfacción. Lena exhaló profundamente, abriendo y cerrando la boca mientras buscaba una ocurrencia con la que responder a Kara. En lugar de eso, le dedicó una débil sonrisa, resopló en voz baja y se recompuso.  

"No todo el mundo puede tener el control todo el tiempo, señorita Danvers". Lena estaba decidida a no dejar que Kara la superara.  

Kara tarareó y se encogió de hombros. "Nunca he tenido problemas con eso".  

"¿En serio?" Lena entornó los ojos acusadoramente. "¿Nunca has cedido el control, ni una sola vez?".  

Kara sintió que la mirada de su profesora se clavaba en su alma, sintiéndose intimidada e inesperadamente excitada por aquella mirada.  

Se recompuso antes de que Lena tuviera la oportunidad de responderle. "No, y no planeo hacerlo pronto". 

"Tal vez ese sea tu problema".  

"Pero no veo por qué es un problema".  

"Renunciar al control puede ser tan placentero como tener el control, Kara".  

"Bueno, nunca nadie ha tomado el mando, así que de todas formas no tenía muchas opciones". La risa nerviosa de Kara burbujeó en su pecho, sus ojos se desviaron de nuevo al archivo frente a ella. 

"Estás entreteniendo a la gente equivocada, cariño. Necesitas encontrar a alguien que cuide de ti de una vez".  

"¿Es una oferta?"  

Lena se quedó mirando a Kara, con la excitación acumulándose entre sus piernas amenazando con hacerle perder la calma. Lena sabía que se estaba sonrojando furiosamente, el calor que podía sentir en sus mejillas y en su pecho se lo decía. Moviéndose en su asiento, no apartó los ojos de Kara, que trataba desesperadamente de evitar el contacto visual con ella. Si tan sólo tuviera el valor de decirle a Kara que se sentía atraída por ella, tal vez incluso sería ella quien le mostraría a Kara lo bueno que era ceder un poco el control. Pero lo de Lena era profesional si no otra cosa y eso estaba mal. ¿No?