Sangre en la piscina

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Asesinato es una palabra de nueve letras en un crucigrama

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Asesinato es una palabra de nueve letras en un crucigrama... o una distracción entre las tapas de un libro.

Cuando llegamos a la mansión subí a mi habitación para asearme un poco

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Cuando llegamos a la mansión subí a mi habitación para asearme un poco. Estela hizo lo mismo y Marla fue directamente a buscar a Lucas. Después de contarme que era viuda sospeché, como buena cotilla que era en algunas ocasiones, que su interés por él no era solo de amistad. La diferencia de edad era grande, pero pensé, con mala intención, que el dinero de Marla podía ayudar a que su interés fuese correspondido y creía que les iría bien. Ella no parecía una mujer que se dejase manejar.

Maldije otra vez a Estela por no contarme sus planes. No había traído ropa para cambiarme así que tuve que conformarme con una ducha ligera y airear lo que llevaba puesto. Descubrí que aún tenía un pijama allí que Estela había colocado encima de la cama. Sonreí, recordando cuando lo dejé hace unos años, la última vez que pase una noche aquí. Seguramente me estaría pequeño, pero tampoco es que nadie me fuese a ver con él.

Menos mal que al día siguiente podría ir a la ciudad a por ropa en caso de que Estela insistiese en que todo el mundo se quedase hasta el domingo. Aunque todo dependía de cómo pasase la noche. De todas maneras, la seguridad no llegaría hasta el lunes, así que si ella se quedaba yo también. Quisiese o no.

Salí de la habitación y cerré la puerta despacio. No sabía si aún quedaba gente durmiendo la siesta y no quería despertarles. Me encontré con Juan que salía del despacho. Se comportaba como si Elm Manor fuese su casa y no podía evitar que eso me escamase. Pero tenía que relajarme, Estela confiaba en él tanto como en mí y cualquier movimiento solo serviría para enfrentarnos.

—Parece que habéis traído una nueva invitada —me dijo sonriendo en cuanto nos cruzamos. Tenía que admitir que su sonrisa era bastante atractiva.

—¿Cómo lo sabes?

—La escucho reírse con Lucas desde aquí. Puede ser un cerdo, pero es el único que trata a Marla con verdadera cordialidad.

—Puede que el dinero de esta influya —dije con malicia sonrojándome al momento.

—Es muy probable —contestó con una carcajada—. Ella no es mala persona, pero sí muy cargante. Está muy sola desde que su marido murió y tiene tanto dinero y tan pocas ganas de moverse que no sabe en qué gastarlo.

—Ya me lo han contado.

En cuanto Estela comenzó a hablarme sobre ella lo supe. Su historia era conocida en nuestra brigada. Nosotros no la habíamos investigado, pero fue un tema recurrente en nuestras reuniones porque era la primera vez en la que un Sexto que ganó el juego se convirtió después en Medio. Tuvimos que hacer muchos comunicados públicos, cosa que no nos gustaba pues bastante hablaban ya del tema en los medios de comunicación, para avisar a la gente de esta norma.

Fue un golpe duro para todo el mundo. Hasta ese momento pensábamos que una vez ganabas, de una manera o de otra, podías estar tranquilo y disfrutar de tu premio tras perder tantas cosas por el camino. Pero no era así, nos tendrían bailando a su compás durante toda nuestra vida.

Bajamos hacia la zona de la piscina donde habían puesto varias sillas, una mesa con bebida y comida para picotear. Había unas sombrillas para taparnos de la luz de la tarde y alguna tumbona con toalla, preparadas por si alguien quería bañarse o tomar el sol, aunque no creía que nadie se hubiese traído el bañador.

En ese momento, llevando la contraria a mis pensamientos, vi que Lorena estaba dentro del agua con los brazos apoyados en el bordillo y hablando con Miguel, que había cambiado su ropa por unos pantalones cortos y una camisa de lino abierta y estaba sentado mojándose los pies. Miré a Juan, que se encontraba pendiente de su hermana con una sonrisa. Pareció darse cuenta de lo que estaba haciendo.

—Me hace muy feliz ver a Lorena socializando. Sobre todo con un hombre.

—Ha tenido que ser muy duro para ella —comenté intentando sonar comprensiva.

—Sí, pero poco a poco va a volver a ser ella misma, lo sé. Estela la está ayudando mucho. Hasta Miguel la trata bien, lo que es muy raro en él.

Cogimos unos refrescos y nos sentamos cómodamente a la sombra. Vimos aparecer a Estela, que se había cambiado de ropa. Estaba resplandeciente con un vestido rosa largo, unas sandalias planas y sus gafas de sol. Parecía una estrella de cine antigua y el escenario que creaba la casa ayudaba a esta ilusión. Llegó donde estábamos y se acomodó al lado de Juan con una sonrisa radiante. Me alegré de que hubiese mejorado su ánimo tras nuestro paseo.

Por último, aparecieron Lucas y María acompañados de Marla, que gesticulaba y sonreía. María aceleró el paso y llegó a la mesa de bebidas, lanzándonos una mirada cansada. Parecía que Marla agotaba sus fuerzas, pero era demasiado educada como para cortarle las alas. Sin embargo, Lucas la tenía cogida del brazo y le sonreía complacido. Se notaba que entre ellos había una amistad real. Mi impresión hacia él cambió un poco. Ver como trataba dulcemente a una señora tan intensa mejoró mi percepción. A lo mejor el instinto me estaba fallando, pero eso no importaba. En ese momento, todos eran sospechosos. Con mi experiencia, cualquier persona por muy buena que fuese podía convertirse en un Sexto si las circunstancias lo propiciaban.

Estábamos todos reunidos. Hasta Mariví y Elga se habían unido, como la cena iba a ser ligera seguramente ya lo tenían todo preparado. Mientras Juan y Estela hablaban me limité a observar las interacciones. Me sentía un poco inútil, mi trabajo era descubrir a los Sextos después de intentar o cometer un crimen, no antes siquiera de que supieran que había un Medio entre ellos. Definitivamente, mi única solución era que Estela siguiese mis instrucciones, se alejase de todos durante su hora, mantener en secreto su condición de Medio y contratar una empresa de seguridad especializada. Sus servicios eran carísimos y era muy injusto para las personas que no pudiesen permitírselo, pero en el caso de Estela no había problema con el dinero, así que me parecía perfecto que utilizase todos los medios que tenía disponibles.

Todo estaba muy tranquilo, la gente estaba intentando pasar un buen fin de semana en el campo. Mi ropa me daba demasiado calor y no llegaba a estar del todo cómoda, pero intenté centrarme en mi misión y obviar los rodales de sudor que se estaban formando en mis axilas.

Mientras vigilaba a Lorena y Miguel, vi detrás de ellos a dos chicos que se acercaban. Debían de ser los dos invitados que faltaban, un chico y una chica. Cuando al fin pude verles la cara no me lo podía creer.

—¡Oh! Al fin han llegado —dijo Estela entusiasmada—. Son...

—Sé quién es él.

—Sé quién es él

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El juego de los MediosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora