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Y ya cuando llegué a un acuerdo conmigo mismo de mantener la calma, todo fue más fácil de sobrellevar

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Y ya cuando llegué a un acuerdo conmigo mismo de mantener la calma, todo fue más fácil de sobrellevar.

Después del incidente de mi primer día, donde el Mana* de HanSung se descontroló, destruí uno que otro espejo, casi hago que se enfrentaran los dos mejores caballeros de House Vante y House Kimer, y pasé siete días en cama, tuve que hacerme esa promesa. Que si lo pienso bien, no es ni siquiera mi responsabilidad, ni mi deber; porque no fue mi decisión terminar en este lugar, ni mucho menos en el cuerpo de precisamente este tipo.

Pero mi conciencia pudo más que mi egoísmo, pues como primer recuerdo, después de que por fin me senté en un despacho oscuro por horas, tratando de recordar el mínimo detalle de toda la historia y anotándolo en un pergamino mágico destartalado, lo primero que llegó a mi cabeza fue que cuando la magia de HanSung Van se descontrola, puede terminar gente muerta.

Verdaderamente, este tipo, es un monstruo. Y el miedo de JiMin ese día, no fue exagerado.

Todavía es un misterio para mí cómo terminé de esta manera. Lo último que recuerdo de mí, de TaeHyung, es que había terminado mi día en el trabajo, e iba camino a casa. Después de ahí, todo se vuelve negro entre mis recuerdos. Lo más probable, es que, maldita sea, haya muerto. Y todavía no tengo cabeza ni voluntad para saber cómo es que pasó.

Ahora tengo problemas más grandes entre mis manos: tendría que actuar como HanSung. Ya que después de esa noche que desperté en el cuerpo del Duque Vante, uno de los hechiceros más poderosos del Imperio de Jen, entendí que mis días estaban contados si no hacía algo al respecto.

Moriría otra vez, si no actuaba rápido.

—Mi Lord, se acerca Su Alteza Tzuyu.

—¿Quién? —murmuré de vuelta, distraído.

El delgado brazo de Lord Min rodea el mío con fuerza, y como estuvo entre mis sospechas, le saco varias cabezas de diferencia. Lo comprobé hace algunos días en la biblioteca, que el hombrecito me cayó encima como un costal. Recuerdo que después del incidente me levanté de inmediato apenas el niño se percató de que estaba encima de un convaleciente, sus mejillas rojas nunca lo dejaron, incluso cuando me marché después de una incómoda despedida; ciertamente, jamás esperé ser el receptor de ellas, no después de la bienvenida tan catastrófica que recibí de su parte la noche que desperté.

Por el momento, aquí en el banquete, había estado dejando que JiMin me guiara alrededor. Pues a poco tiempo de yo poseer este cuerpo, en esta noche de luna menguante -o así se profesa-, se celebra el cumpleaños número dieciocho de la tercera princesa del imperio.

Y yo, como el supuesto Duque de Vante que soy, no pude huir de ello.

—La tercera princesa Tzuyu, su madre es la segunda concubina viuda, tiene el favor del emperador-

JiMin comenzó a explicarme, apresurado antes de que la princesa se acercara a nosotros; que habíamos parado de bailar para tomar un champán frente una de las grandes puertas del primer jardín imperial, conectadas a este gran salón de eventos. Él intentaba ponerme en contexto como si yo no supiera nada al respecto.

El Señor Del Tirano. >> KookV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora