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Soñadores

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Soñadores.

Una antigua tribu nativa del arruinado reino de Remmus.

Ni siquiera recordaba de su existencia hasta que la princesa JiHyo se plantó frente a mí con esa cara de pocos amigos. Yo ni siquiera pensé que un miembro de esa tribu, de cualquier tribu, pudiera seguir con vida. Y la única parte de la historia en donde recuerdo su mención es en el capítulo donde explican el antiguo reino, y los Soñadores son mencionados como uno de los clanes originales. Hasta ahí. Tampoco le di mucha importancia, supuse que se desvanecieron con el tiempo, como el resto.

—Mi Lord, en realidad no creo que tengamos mucho tiempo antes de que mis guardias regresen...

Mi cuerpo saltó. La miré. Sigue de pie frente a mí, expectante por mi reacción. Se ve distante, incluso aunque nada más esté a unos pasos de mí. Desde que soltó la barbaridad que soltó, yo no he podido registrar otra cosa. ¿Qué mierda está tan ansiosa por decirme que, para ella, es más importante? Por favor, no parece real. Me rehuso a creer que está frente a mí y que dijo... <<eso>>.

Sentado en nada más y nada menos que en un sofá de mis aposentos personales. Donde duermo, me visto y me desvisto, como mi mayoría de comidas cuando no tengo que asistir a un compromiso frívolo con nobles frívolos, y mi lugar más íntimo. No es el mejor escenario a decir verdad, la princesa solo tiene diecisiete años, apenas florece como mujer y ni siquiera ha hecho su debut en sociedad; después del debut de la princesa Tzuyu, se supone que es la siguiente. Y yo soy un hombre soltero, de veintisiete años, pronto el rumor del rompimiento de mi compromiso estará en vigor, y mi reputación con respecto a las mujeres no es la mejor.

No es para nada el escenario más adecuado.

Esto puede ser malinterpretado en niveles monumentales e irreparables, que solo nos traerán problemas a los dos. Yo lo sé, ella debe saberlo, y aún así, JiHyo decidió llegar a mí de todas las maneras posibles. Es evidente que lo que tiene que decir es crucial, y que hay que apresurarse. Es por eso que decidí tomarlo con la más calma posible, o por lo menos lo intenté, si no, me quedaría calvo en cualquier momento.

—Mi Lord...

—¿Qué? —inevitablemente, di un respingo.

—Entiendo que le sea difícil explicarme sobre... su situación, pero mis sueños jamás se equivocan, y sé que usted... no es usted.

Tragué hondo.

Bien, solo tiene diecisiete años, pero es franca como una hija de puta veterana.

No la culpo.

Los Soñadores son, bueno, soñadores. Soñar, es su mayor poder. Ven premoniciones, profecías en sus sueños; y las posibilidades de que se cumplan son de un noventa y nueve a un cien por ciento. JiHyo es un caso único, sin embargo, o por lo menos uno que jamás imaginé. Ya de por sí es un gran poder poseer la magia blanca de la familia real; ahora, ser a su vez un Soñador... ni siquiera el propio emperador fue así de afortunado.

El Señor Del Tirano. &gt;&gt; KookV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora