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JungKook nunca apareció en Vante

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JungKook nunca apareció en Vante.

No por lo menos cuando lo esperé. Y no puedo mentir, fue un gran alivio. Además de aquella vez que visitó a su hermana en su cumpleaños, no tuve que preocuparme por tener que encontrármelo más. En ese momento conté con la suerte de saber con exactitud lo que iba a pasar; así que en el instante que lo sentía acercarse a nosotros, hacía lo posible por inventarme cualquier cosa, y evitarlo. Seguramente tuve que verme como un tonto, nada digno de HanSung, pero yo necesitaba tiempo y no encontré otra opción.

No lo encaré esa noche, y me salvé por un pelo.

Más bien me concentré en lograr mi objetivo. Tenía que encontrar la forma en que la magia curandera de JiMin despertara, hacer todo un escandalo, y así poner la atención de JungKook en él. El problema era que el evento original en el que sucedieron esos progresos, no es que fuera santo de mi devoción exactamente. No me daba el estomago como para torturar a YoonGi con mi magia, y ni siquiera sabía cómo hacerlo; ¡es la hora y no lo sé!

No me quedó de otra, tendría que ser manual, cosa que, si soy franco, tampoco es que mi estomago fuera a estar muy de acuerdo. Pero no habían muchas opciones así que tuve que aguantármelo, y dadas las circunstancias, decidí sacar a JiMin del salón principal hasta uno de los numerosos balcones, bajo el pretexto de querer tomar algo de aire fresco.

Yo sabía perfectamente que YoonGi nos seguiría estratégicamente, siendo algo que en realidad, sí que me molestó un poco. Aunque no me podía creer que, incluso para ese momento, que apenas llevaba dos semanas en ese cuerpo, el caballero enano ya me generaba tal rechazo. El personaje de YoonGi siempre me dio igual, al leer la obra, yo estaba ofuscado en saber cómo se desenvolvía la relación entre HanSung y el emperador; el romance entre Lord Min y su caballero jamás me generó ningún tipo de interés. Recuerdo que pensé que HanSung había sido un bastardo por torturar al tipo de esa manera tan cruel, por algo tan pequeño como seguirnos durante el banquete. Pero ahora que estoy en los zapatos de ese mismo ser malvado, me enerva un poco que ese listillo hubiera tenido las pelotas de desobedecer órdenes y pasárselas por el culo, sobre todo cuando provienen de mí. Ya, no me gusta dar órdenes, pero como alguien en posición de poder, siempre esperé que éstas fueran cumplidas.

Se le dijo expresamente, a todos los caballeros de mi caravana, que el Señor y Lord Min no asistirían con guardias al banquete en el palacio.

Y le importó cuarenta hectáreas de mierda.

Nada más pude tragarme el fastidio porque sabía que estaba a instantes de aliviarlo. Siguiendo con las cosas, saqué a JiMin al balcón; sabía que estábamos siendo el foco de atención de muchos de los asistentes, por lo que era el momento perfecto. Teníamos la atención de los invitados, y, como no, la del emperador. De hecho, desde que JungKook puso un pie dentro de ese salón, los ojos sobre nosotros se multiplicaron. El sol del imperio imponente se sentó en su trono, poderoso, vigilando a sus súbditos desde su glorioso podio.

El Señor Del Tirano. >> KookV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora