56. la importancia.

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¿Cual era la motivación real de Willy? Se sentía tan cálido cuando era sujetado por un alfa, luzu no podía respirar para cuando sintió el roce de sus labios acariciarse, el castaño sujetó sus hombros dándole un ligero empujón que casi hizo caer de espaldas por la tontería que pasaba en su cabeza, se sentía débil -¿Qué me diste?- preguntó en puro éxtasis pero no hubo respuesta -¿QUÉ MIERDA ME DISTE?

Willy sonrió de forma griseosa, con la voz gruesa dijo -Estoy intentando ayudarte- no podía pensar de que forma esto ayudaba a luzu, todo le daba vueltas, los autos estacionados, las imágenes distorsionadas y un zumbido en tímpanos -No quiero esto, dime cuando se pasa el efecto.

-En unas horas, no es nada, pensé que reduciría tu ansiedad- gritaría y se enojaría de más como cualquier otro estúpido alfa pero contuvo entre1 gruñidos sus impulsos naturales, jadeó y bufó -por eso también quisiste besarme, ¿no? Que buen samaritano.

Willy rodó los ojos sin borrar su sonrisa traviesa, amaba lo irónico que era aquel chico -acompañame a casa- luzu río de forma sarcástica con el ceño fruncido  -Sí crees que voy a acostarme contigo estas equivocado, estoy ocupado- el Omega dominante ante él no dejaría escapar tan fácil una de sus presas.

Luzu podía oler tan fuerte a eucalipto que sus cuencas se sentían pesadas de mantener -no te estoy tratando de seducir, Williams, quiero ofrecerte una noche tranquila por una vez en tu mes- lo pensó, no podía manejar o ser visto con esa cantidad de droga recorriendo hasta la sencilla sangre de sus venas brotantes. No era tan débil, sabía controlar sus instintos y su alfa, estar con un tipo que quiso besarlo frente al mismo hospital donde yacía la persona que amaba no era una opción que adorara, pero sí la mejor de todas.

No quería quedar desmayado en una vía pública o tener que ir a la cárcel por su error, nunca debió confiar en el cigarrillo más estúpidamente sospechoso, cualquiera diría ser pretencioso, era su culpa estar estancado entre dos paredes que pronto se iban a cerrar -Está bien, un vaso de agua, pastillas y me iré a la mierda, y ni pienses que voy a confiar en ti después de esto, no quiero que me toques- Willy asintió satisfecho.

-¡vamos entonces!

La caminata era pesada, no sólo por su Estado si no que se sentía culpable, casi dejaba que lo besaran en frente del peor año que había tenido quackity, era asqueroso, lo peor, le había tenido miedo a un omega como Willy, qué era el olor a feromonas que desprendía naturalmente? O solo era él pensando en miles de detalles inútiles al rededor del tiempo? -¿Cómo fue tu relación con auron?- preguntó Willy alzando una de sus cejas y lamiendo parte del Chupete de yogurt y fresas, se negaría, quería negarse rotundamente a contestar, ni siquiera a quackity le diría aquellas cosas insignificantes del pasado, algo había de mal en ese omega, el olor te hipnotizaba, captaba el aire a eucalipto, no podía descifrarlo y menos en aquel Estado.

-Complicada.- "cállate" decía su cabeza pero su boca no podía detenerse, no estaban en sintonía, parecía perdido entre las pupilas verdosas de Willy -Me declare a fargan el otro día.

No le interesaba, pero quedó expectante.

-Me besó y después; dijo que amaba a alexby- esta vez se encontraba melancólico -Creo que lo hizo porque no soy un omega común, nunca me hubiera besado si no fuera por mi olor, como tú estás tan sorprendido por ello- le había atrapado.

-¿Cómo que no eres un omega común?- pregunta, pero antes de responder se dio cuenta que habían llegado cerca su departamento -Pasa, te servire agua y sí puedes, algo de café.

Pasó a la sala, un lugar de colores blanquecinos excelente pintado y decoraciones minimalistas, habían plantas recién regadas y ese olor a nuevo que tanto le gustaba experimentar. Mecía sus caderas viendo cada extremo de la habitación.

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora