ᶜⁱⁿᶜᵒ: 𝑻𝒉𝒆 𝒐𝒏𝒍𝒚 𝒇𝒓𝒊𝒆𝒏𝒅

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La escuela estaba cerrada, pero eso no les impedía resguardarse en el pequeño tejado que tenían.

Kirishima apartó su cabello mojado de su cara para que tuviera una mejor visibilidad de la ciudad.

A lo lejos, se podían ver todos los grandes edificios iluminados. Las farolas que había en el puente dejaban ver las gotas de lluvia caer. El agradable sonido de la lluvia era relajante.

Por primera vez, Kirishima no sintió ganas de decir nada.

—No me gusta la gente— dijo Bakugou—. No porque odie a todos, sino que disfruto de mi soledad. A veces, es reconfortante quedarme solo en un lugar. Ahí nadie me juzga.

El rubio miró al contario. Él sólo le sonrió.

—Tu cabello mojado luce como una bolita de algodón cuando la remojas— burló. Bakugou le rodó los ojos—. Yo no te juzgo.

—La forma en la que me miras cuando digo que no me gusta la gente es suficiente.

—No te miro juzgándote— aclaró—. Te miro porque es nuevo para mi conocer a alguien solitario. No te juzgo, estoy tratando de entenderte.

Bakugou lo miró con atención, como si buscara alguna falsedad en él. Tal vez el chico estaba bromeando, pero la forma en la que el azabache lo miraba no demostraba ningún mal chiste.

Entonces, Katsuki le sonrió. Fue de esas risas que uno echa de la nada, un simple "hmp" acompañado de una mueca conocida como sonrisa. Su mirada volvió al frente, pensando en si la lluvia pasaría rápido.

Kirishima le devolvió la sonrisa cuando el cenizo ya no lo estaba viendo.

—Pronto serán las 9pm, tienes que volver a casa para ducharte.

—Claro, como ya está seco— respondió con sarcasmo.

Eijirou rió pícaro, haciendo un gesto con su cabeza. Lo estaba invitando a salir a la lluvia. Katsuki entendió casi al instante, pero negó con la mirada.

Así que a Kirishima no le quedó más remedio que volver a tomarlo de la muñeca y jalarlo de nuevo hacia la calle.

—¡Oye, idiota!

—¿A que le tienes miedo? ¿A mojarte? ¡Estás empapado!— le recordó casi a gritos, parecía que la lluvia se había hecho más fuerte cuando salieron.

—¡El punto era no hacerlo!— exclamó.

Comenzaron a caminar más rápido al darse cuenta que sus mochilas estaban con ellos y sus libretas corrían el riesgo de terminar completamente arruinadas.

Un relámpago acompañado de un trueno iluminó el cielo, provocando una carcajada en Eijirou mientras corría debajo de la lluvia; su mano no había soltado la muñeca de Katsuki.

Dopamina.

Dopamina pura. Saliente de una acción tan insignificante como correr debajo de la lluvia.

Sus cerebros producían dopamina mientras seguían corriendo debajo de la lluvia.

"Mierda", pensó Katsuki, "Esto se siente tan bien".

Nunca lo había hecho. En su cabeza estaba el típico pensamiento de que eso era algo estúpido e infantil, pero de alguna forma el hacerlo con alguien ya no lo hacía sentir tonto o como un mocoso de 12 años. El agua fría cayendo por su frente y metiéndose entre su ropa le dejaba tantas ganas de simplemente llegar a su casa y abrigarse; recostarse en su sofá, arropado con un suéter y una manta.

Bakugou iba con la cabeza gacha, el agua no lo dejaba ver claramente el camino. Se estaba dejando guiar por los pasos inseguros de Kirishima. La realidad era que temía que en una de esas, Kirishima simplemente resbalara y los tirara a ambos. Así que, aparte de ser su primera vez corriendo debajo de la lluvia, era su primera vez confiando en alguien... Después de casi diez años.

Entre Hilos Y ExplosionesWhere stories live. Discover now