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—¿Qué es lo que quieres? —un Chan que de primeras lucía bastante calmado, cambió su estado de ánimo a uno enfadado en cuanto vio de quien era el que se hallaba tras la puerta de su casa.

Cabía decir que el chico daba bastante lástima verlo. Es decir, se veía que claramente había estado llorando y su cabello lucía algo enmarañado. Además, el poco maquillaje que llevaba en los ojos se habían difuminado sobre sus párpados, dándole el aspecto de un emo bastante estrambótico.

—¿Está Hyunjin? ¿Ha llegado a casa? —exigió saber el chico, a lo que Chan negó, con cara de pocos amigos, aunque en el fondo, se hallaba curioso.

¿Por qué el mismísimo Ann Sanissi estaba buscando a Hyunjin? ¿Quizás Hwang tuviese algo que ver algo con su aspecto desaliñado?

—¿Podría esperarlo? —suplicó, esperanzado de que el líder de Stray Kids le concediera su petición, pero lo único que recibió fue una sonrisa bastante sarcástica y un portazo en su cara.

Ann se había quedado paralizado. ¡Menuda falta de respeto! Un simple no, habría bastado.

Sin embargo no todo le había salido mal, puesto que justo cuando bajaba las escaleras para abandonar el edificio, lo vió de frente. La persona a la que había venido a buscar.

Hwang Hyunjin.

—¡Hyunjin! —su voz, completamente rota y enfadada, atronó en el hueco de las escaleras, pero lejos de verse intimidado, el chico tan solo sonrió. Era tan solo cuestión de tiempo que el chico se presentase ante él. Aunque en el fondo, se sorprendía de tener que haber esperado una semana. Juraría que Taehyun se enfrentaría a Ann nada más ver que había sido supuestamente el español quien lo había traicionado.

—Ah, mi pequeño Ann —saludó de una manera un tanto infantil, aunque Ann sabía que tras aquellas palabras, se escondía un fuerte rencor. Y para él, aquella sensación era mutua. No solo el chico había arruinado su posible reconciliación con Taehyun, sino que además, se había cargado de un plumazo la carrera del chico.

Lo odiaba. Odiaba a aquel imbécil que se creía con el derecho de meterse en la vida de los demás tan solo porque tuviera una insana obsesión con Changbin. Obviamente, Seo sería puesto al corriente de todo lo que había sucedido.

Ahora que Taehyun no lo escuchaba, quizás Changbin pudiese hablar con él...

Ante la sola idea de sentir a Changbin lidiando por él con Kang, le provocó un vuelco al estómago. El rapero era su amigo, era claro que lo que tenía con Taehyun tan solo tenía una bonita relación de amistad, pero no podía evitarlo.

Hyunjin tenía razón. Era escoria, igual que él.

—Wow, si las miradas matasen —picó la mejilla del español, burlón. Una sonrisa adornaba su bonito rostro, la cual Ann quería borrar de un puñetazo. Pero si Hyunjin ya había arruinado una carrera, podría hacerlo con otra. Así que se contuvo. —¿No estás contento? Ahora podrás tener a Taehyun para ti solito.

—¿Después de ponerlo totalmente en mi contra? Quizás lo primero que haga en cuanto me vea, sería estrangularme —protestó, al borde de un ataque de nervios. Literalmente estaba siendo atacado por la víbora más grande del universo, y él no podía escapar. Sin embargo, Hwang Hyunjin todavía no había aprendido una cosa de los amigos de Seo. Y es que precisamente, si él era una víbora, Ann perfectamente podía ser una cascabel. Igual o incluso más venenosa. Su afilada lengua era un don que infundía respeto entre los que lo conocían. —Aunque he de decir que me impresiona, que hagas todo esto por Changbin. Quiero decir, ¿tanto te arde el hecho de que se haya preferido tirar a mi exnovio antes que a tí?

Sweet, sweet, little cupcake •°changharem°•  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora