Introducción (Parte I)

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En un reino muy hermoso llamado Karakura, se vivían tiempos de paz y prosperidad a pesar de vivir en una constante lucha contra algunos grupos opositores al rey y la reina, sus habitantes estaban orgullosos de sus productos y trabajos...

Entre los muchos habitantes se encontraba una plebeya muy simpática y hermosa llamada Inoue Orihime, era hija de una talentosa costurera y un famoso cocinero, también tenía un hermano mayor llamado Sora, que era un soldado del ejército real. A pesar de ser hija de 2 personas muy talentosas en sus oficios Orihime no era buena en la cocina o en las manualidades como la costura, era algo torpe, aun con 18 años de edad Orihime tenía cierta actitud inocente, alegre e infantil en ocasiones; ella ayudaba a su familia en todo lo que podía, su hermano, Sora, casi nunca estaba en casa por sus misiones fuera del pueblo, así que Orihime tenía que hacer todo el trabajo en casa y aun así encontrar tiempo para asistir a sus padres, en sus ratos libres amaba ver bailes teatrales de obras públicas que realizaban en el reino, ella soñaba ser como esas bailarinas tan talentosas y bellas que hacían agraciadas piruetas junto con sus parejas de baile, para ella parecían tan conectados tanto física como espiritualmente, verlos danzar era simplemente mágico y ella se imaginaba en esos bellos vestidos actuando y alegrando a la multitud, bueno! Para ella era un sueño entre muchos más, después de todo ella no consideraba estar en el estado ideal para esos bailes que obviamente demandaban fuerza física, resistencia y gran confianza, tanto en sí misma como en su compañero de baile.

Orihime era una chica de 18 años de edad, su estatura era de 1,65m de alto, tenía un hermoso y largo cabello lacio y naranja, ojos color gris y una mirada inocente y pacífica, tenía una figura ideal, busto considerablemente grande, pequeña cintura que le daba una hermosa silueta de sirena; sus muchos pretendientes hacían de todo para llamar su atención precisamente por esa agraciada belleza y su inocente y educada forma de ser.


Orihime no era del todo consciente de lo que provocaba en los hombres, por eso su padre la protegía mucho y su madre la aconsejaba mucho acerca de cómo debía comportarse y responder ante sus pretendientes y sus numerosas propuestas. Orihime en general era una muchacha muy juguetona y tranquil, sabía cómo comportarse enfrente de sus pretendientes y cómo comportarse frente a sus familiares y amigos, de cualquier forma ella no prestaba mucha atención a esas propuestas ya que solo existía (en ese momento) un chico al que ella observaba con gran amor y encanto, ese chico era el hijo de un ex soldado jubilado, de nombre Ichin, del ejército real y una bella y talentosa cantante, el nombre de ese muchacho era Ichigo Kurosaki un chico pelinaranja de actitud energética y algo rebelde, de alta estatura y al igual que Orihime tenía 18 años de edad, él trabajaba arduamente en la granja que ahora le pertenecía a su padre pero su sueño era convertirse en un fuerte soldado del ejército real, por eso ejercitaba diariamente, el joven estaba en excelente forma; en primer lugar eso había atraído la atención de la bella pelinaranja Orihime, sin embargo lo que la había cautivado había sido la actitud fuerte, perseverante, testaruda y abierta del joven, su mirada de aceptación y amistad tan pura hacia ella, él nunca había insinuado interés en ella fuera de la amistad, ni había mostrado conductas impropias hacía ella, eso era para Orihime un gran alivio y una gran diferencia con todos los demás muchachos, esa diferencia y esa amistad con el paso del tiempo se convirtió en un amor platónico para Orihime, lo veía con gran dulzura y admiración, verlo entrenar tan duro la inspiraba a ser mejor, a dar lo mejor de ella en sus quehaceres y también la inspiraba a perseguir sus sueños, la transformaba en una soñadora, en una inocente soñadora enamorada que creía que Ichigo sería como su caballero de armadura brillante que la rescataría y sería feliz a su lado con un "felices para siempre", como en los cuentos de hadas... Pero estaba muy equivocada, pero que cruel fue el destino en ese momento, Orihime malentendió la amistad que sentía Ichigo por ella y pronto se daría cuenta...

Ichigo quería mucho a Orihime pero más que todo como a una hermana, ya que él estaba enamorado de una chica casi tan testaruda como él, Rukia Kuchiki, proveniente de una respetada familia de negocios del reino, amiga de la mismísima familia real de Karakura, a pesar de sus conocidos y la importancia de su apellido Rukia era una chica muy accesible y amigable con todos los que lo eran con ella, fuerte y decidida. Se había convertido en una gran amiga de Ichigo y poco a poco se enamoró de él y él de ella...

La pobre Orihime no se había percatado de esto, hasta que un día el mismo Ichigo se lo confesó, el mismo día que ella había decidido confesarle sus sentimientos por él... al escuchar la noticia Orihime se sintió muy triste, pero a pesar de estarlo no lo demostró, actuó de forma pacífica y estaba tratando de sonreír mucho, hasta que llego a casa y rompió en llanto, hundiéndose así en un mar de tristeza y soledad...


Lazos Encontrados Entre Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora