59. el segundo acto.

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Algunos ronquidos resonaron entre los pequeños tímpanos del omega, Wembley se sentía algo mareado para cuando despertó entre los brazos del alfa, luzu ronquía poco a poco, ni siquiera sabía que hora era para cuando la alarma del teléfono del mayor había sonado. Luzu gruñó dando un pequeño giro en el colchón atrapando al menor entre sus brazos una vez hacerlo -Ugh, luzu- trató de levantarse con una pequeña sonrisa de lado.

-Necesito levantarme- desearía no hacerlo, quería quedarse siendo presionado contra la cama bajo luzu para siempre, deseaba despertar junto a él cada mañana, ya era bastante temprano en ese entonces. Era hora de ir al juicio, besó la frente del castaño con cariño correspondiendo al fuerte abrazo -...¡luzu!

Despertó limpiando el rastro de saliva de inmediato, tomó unos segundos recapacitar o haber notado que el menor yacía bajo su cuerpo mientras le abrazaba -Cielos, perdoname- quackity sonrió, limpiando el sudor de su rostro pálido -Está bien.

Luzu detuvo la alarma por instinto, y tomó una bocanada de aire entera, estiró sus músculos dándole la espalda un segundo al omega. Aquel chiquillo sintió un escalofrío cuando el azabache abrazó su espalda con ternura, ronroneando y presionando contra su pecho, sonrió mordiendo su labio inferior con suavidad -Perdón, buen día.

Quackity besó su cuello detrás de su nuca -No quiero ir- hizo un puchero que poco era visible para luzu, igualmente el alfa refunfuñó dándose la vuelta. Sostuvo su cintura alzandola para que quackity se colgara de su cuello y cerrará las piernas al rededor de su cadera, meciendolo como un niño pequeño -Pronto vas a dejar de enfrentar esas cosas.

Quería que pareciera poco tiempo incluso si había riesgo de que fuera extenso, quackity besaba bajo su mentón dejando un pequeño rastro donde ya habían por los besos con aquel labial hidratante sabor a cereza -Podemos...ir de compras luego de esto?- luzu frunció la mandíbula guiando sus manos hasta los muslos de quackity dejándolo en el suelo por unos segundos -No tengo tanto dinero como quisieras...

-Oh no, no, luzu, yo puedo pagarlo, mis padres son medios millonarios de todas formas- luzu río -Pensé que yo sería el alfa de la relación.

-Lo eres- un pequeño sonrojo rosa apareció entre las mejillas pequeñas de quackity al darse cuenta de cómo había sonado aquello, no tenía tanto tiempo para pensar lo raro que era hacer todas esas cosas y no haber oficializado una relación, ¿debería hacerlo ahora para que todos supieran que tenía un alfa? Cascarreó notando que su atuendo seguía siendo aquel provocativo.

-Hablando de tus padres, ¿no crees que deberías hablar con ellos seriamente?- quackity rodó los ojos, acercándose al baño junto a luzu quien ya cepillaba sus dientes -Cómo qué? Me dirán; ay no, Quackity Wembley, cómo se te ocurre acostarte con alfas, que marica, odio que seas mi hijo, te odie desde que supe que eras un sucio y despreciable omega...

No pudo terminar, luzu volteó la mirada junto con la cabeza sin escupir la pasta; tenía los ojos brillando como si estuviera apunto de llorar -Perdón, no quería incomodar- luzu escupió la mezcla de su boca haciendo gárgaras por un segundo antes de tomar aire y hablar.

-Es solo que me recuerdas a mi...eso no importa, da igual lo que te digan, con tal de que te sientas bien- quackity sonrió de forma amable, peinando detrás de su oreja uno que otro mechón desarreglado -Me siento bien.

-Al menos por ahora- volteó limpiando su rostro, por lo tanto borrando la cereza y peinando su cabello -Luzu, ¿qué pasó con Lucía?

El corazón de luzu se detuvo por un segundo

-...lo hablamos más a fondo, sigo molesto pero me ha explicado su situación- quackity tomó el enjuague bucal limpiando su boca por completo, cada extremo, cada esquina -Por qué no la invitamos a cenar mañana?

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora