11 diciembre
Isadora
Abro la puerta del baño que conecta con mi habitación. Me miro en el espejo y lejos de ver una mujer feliz, decidida y complacida lo que se refleja en el espejo está muy lejos de como verdaderamente me encuentro. Mis ojos siempre se caracterizaban por tener un brillo especial, mi piel incluso se ve pálida y las espantosas ojeras de mapache que tienen mi rostro demacrado.
Abro la llave del agua para refrescarme. No me encuentro muy bien y he venido a echarme un poco de agua para refrescarme y tomar una pausa de cinco minutos antes de regresar con ese séquito de mujeres que me esperan en la otra punta del palacio.
Isadora Rinaldi desapareció y se convirtió en la marioneta de algo en lo que verdaderamente no es capaz de aceptar después de casi dos semanas conviviendo con las mismas personas. No puedo acostumbrarme a tener un estilo diferente al que ya tenía. Desde muy joven yo siempre me hice responsable de mí y ahora tengo a muchas personas que me rinden pleitesía, pero no estoy entusiasmada por eso.
Quiero mi vida de vuelta y se que nada me la regresara.
Tocan la puerta.
—Ya salgo —respondo ajustando mi traje negro.
—Señorita Isadora se encuentra bien —pregunta una mujer del servicio cuando salgo del baño—. Su majestad me envió para preguntarle por usted.
—Me encuentro perfectamente —respondo a la mujer—. Podrías llevarme un vaso de agua mineral.
—Claro —se retira.
Vuelvo al salón donde se encuentran el séquito de mujeres que desde esta mañana no me han dejado descansar. Su majestad la reina Lauren, se repasa con una mirada molesta. He de admitir que ella y yo no hemos congeniado desde que nos conocimos, tampoco he tenido, ni quiero tener la oportunidad para conocerla. Ella me dejó claro que si me casaba con su hijo, era porque su marido, el rey Joseph fue quien me buscó y casi me obligó casarme con su hijo.
La asistente de la wedding planner se levanta de su asiento al verme ingresar al salón. La rubia siempre me ha tratado bien desde que nos conocimos, no he compartido muchos momentos con ella a diferencia de la castaña de ojos azules que ahora se encuentra sentada en el mismo sofá que la reina Lauren. Ambas mujeres se encuentran risueñas y compartiendo una conversación junto a la princesa Lilibeth. Las tres se ven reflejadas en un extraño entorno familiar que prefiero ignorar a comenzar a tener pensamientos que solamente me desgastan.
—Podemos continuar —le pregunto a la modista.
—Aquí tiene el vestido —una de las asistentes me entrega el vestido.
Ingreso a la habitación donde me voy a probar el vestido. Durante las casi tres horas que la modista junto la wedding planner llegaron, no he parado de aplazar el momento para ponerme ese vestido. Yo escogí el modelo basándose en el protocolo que se debe de tener al llevarse a cabo en una ceremonia como esta. No es algo extrínseco, al contrario es muy conservador y sutil. Simple es como yo lo describiría.
Si la Isadora de antes me viera usar este vestido tan simple realmente me dejaba de hablar por un mes.
Salgo al salón donde las únicas que se dan cuenta que me encuentro son la modista y la hermana de Scott. La primera mujer se me acerca.
—¿Cómo se siente? —me pregunta—. ¿Tendremos que hacerle algunas mejoras?
—La parte de la cintura se encuentra muy ajustada —la modista rodea mi cintura con cinta métrica y después toma anotaciones de mis medidas.
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Navidad Real (#2 Corazón de Navidad)
RomanceÉl, un príncipe próximo a contraer nupcias. Ella, una experta en bodas. Sus vidas se verán unidas cuando ella es elegida para ser la organizadora de la ceremonia de matrimonio del príncipe con su misteriosa prometida.