Capítulo 6

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Bajo el escenario vacío, Laura se encontró con el Consejo, quienes debatían los asuntos de la manada bajo la guía del alfa. En ausencia de este último, Benjamín asumía el liderazgo. Pero también estaban allí, la familia de Máximo. Padres, hermanos, tíos y primos: toda la familia Urfur se había congregado para la clausura de la semana. Incluso su abuela había hecho un esfuerzo por estar presente.

La imagen ante ella dejó a Laura paralizada. Su cuerpo se negó a moverse, como si las raíces invisibles de su odio se hubieran aferrado a sus pies. Cuatro años habían transcurrido desde la última vez que los había visto juntos, y ahora, el resentimiento que emanaba de su ser comenzaba a brotar como un hedor insoportable.

Quizás, si permanecía oculta bajo el escenario y lejos de su familia, Máximo no se daría cuenta de su presencia. Después de todo, ella era solo la asistente, una figura insignificante en comparación con la prominencia de los Urfur.

Finalmente, se apartó del tumulto y se dirigió hacia el farol más alejado. Se sentó en la banca, observando cómo los demás asistentes al festival se agrupaban alrededor del escenario. Los pocos que pasaron cerca de ella se alejaron, otorgándole aún más espacio. Laura esbozó una sonrisa irónica y meneó la cabeza. El festival continuaba a su alrededor, pero su mundo se reducía a esa banca solitaria y a las emociones que amenazaban con desbordarse.

La familia Urfur subió al escenario. La mayoría bajó la cabeza ante la imagen y sus ojos se llenaron de lágrimas, emocionados. El amor incondicional de los lobos era algo digno de admiración, pensó Laura mientras terminaba su comida y arrojaba la basura al bote.

-¿Dónde te habías metido? - la voz de Máximo resonó en su espalda, haciéndola soltar un chillido.

-Dioses, ¿cómo puedes ser tan grande y sigiloso a la vez? - soltó Laura y se apretó el pecho, esperando que su corazón no se saliera.

Máximo sonrió, pero Laura no lo vio; su vista estaba fija en el escenario.

-¿Por qué hueles así? Como si estuvieras en peligro, tu cuerpo exuda adrenalina.-
Máximo se inclinó un poco sobre su hombro, y el tierno roce de su aliento hizo cosquillas en la piel de Laura.

-En primer lugar, deja de oler -respondió, su voz ronca, tuvo que tragar antes de seguir-. Y segundo, en unos minutos la plaza entera se llenará de lobos. ¿No crees que es motivo suficiente para que me sude el trasero?

Laura tragó saliva una vez mas, sintiendo el pulso acelerado en su garganta. La cercanía de Máximo la afectaba de maneras inexplicables. No solo era su alfa, sino también un hombre cuyos ojos oscuros parecían leer sus secretos más profundos.

-Nada le va a pasar a tu trasero esta noche -le dedicó una sonrisa cargada de algo que Laura no alcanzó a entender-. Solo camina junto a mí y luego te llevaré a casa en mi lomo.

-Creo que dejé claro antes que no me subiría encima tuyo ni aunque mi vida dependiera de ello -Laura cruzó sus manos en el estómago, intentando controlar el temblor en sus piernas.

-¿Recuerdas que soy tu alfa? Te puedo ordenar hacerlo -Máximo levantó una ceja.

-Recuerdas que soy humana? Solo te escucho por respeto. No porque me obligues..

Máximo endureció su mandíbula para reprimir las ganas de tomarla y besarla ahí mismo. Si bien esperaba una mujer sumisa, la actitud desafiante de Laura era extrañamente excitante. ¿Quién podría resistirse a una presa que no se rinde fácilmente?.

- vamos al escenario.

Máximo avanzo un par de pasos y luego se detuvo al ver que Laura no lo seguía. -¿Qué pasa?

Luna humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora