Capítulo 2: Hiccup y el niño blanco

8.6K 771 95
                                    

El bosque les rodeaba, su padre hablaba de cosas complicadas de vikingos. Iban al otro extremo de la isla para pescar, pero él estaba más interesado en atrapar trolls y los perseguía cada que conseguía soltarse de las enormes manos de su padre.

Ninguno de los dos noto la presencia de ese dragón.

La bestia blanco y negro rugió con furia, levantándose imponente desde su escondite. Hiccup no pudo moverse y cayó al suelo, aterrado por la fiera frente a él. Su padre corrió para protegerle, pero en ningún momento el dragón quiso hacerles daño. Estaba escondiendo algo muy pequeño entre sus patas. Posiblemente su presa o su cría.

Stoik se volvió una fiera cuando escucho el llanto de un niño.

"Maldito demonio, como te atreves a tomar un niño de la cuna!"-. Grito con furia lanzando su hacha hacia el reptil, pero este logro esquivarla a tiempo y marcharse con niño.









Despertó con una extraña sensación de nostalgia, ese había sido un sueño del pasado, un muy lejano recuerdo. Debió tener unos cuatro o cinco años cuando eso sucedió, le sorprendía aún poder recordar cosas como esas y al mismo tiempo sentía algo de felicidad, podía ver a su padre y esa valentía tan propia de él.

Lentamente y con pereza se levantó de su cama, pensando un poco en ese niño secuestrado, estaba seguro que ese dragón tuvo un motivo para hacer algo así, seguramente le protegía, era una recuerdo muy borroso como para intentar indagar en los detalles. Posiblemente ese niño, era el mismo que había conocido en el bosque hace tanto tiempo atrás.

- Él era tan blanco -. Susurro al aire, recordando un poco más de ese fugaz encuentro.







Tenía once años y como siempre estaba buscando algo que fuera más interesante que escuchar a su padre o a las personas en el pueblo.

No iba con un rumbo fijo, sólo caminaba batiendo una vara como si de una espada se tratase. Golpeaba las hojas con furia y se divertía con el sonido que hacia al "cortar" el aire. Nada parecía capas de sacarle de su mundo, pero unas peculiares huellas lo hicieron.

Era un pie humano y muy cerca la huella de un dragón. Si comparaba su huella con la que ya existía en el lodo, había una diferencia notable de tamaño y de peso, su pie se enterraba con mayor profundidad, podía decir que él era más pequeño que el dragón, pero más grande que el humano.

Como si no existiera el peligro, siguió las huellas avanzando entre la hierba y el lodo, hasta que llego a un claro.

Era un lugar...extraño, de alguna forma era más hermoso que otros que había visto. Los árboles crecían imponentes y frondosos alrededor de un pequeño lago. La luz que se filtra entre las ramas parecía tener algo mágico, era como si el mundo en ese pequeño espacio se moviera más lento. Se llenó de una extraña paz y olvido que fue lo que le llevo a ese lugar, seguramente si en otro momento intentara regresar ahí, no lo lograría.

Absorto por la vista fue incapaz de notar que le observaban. Dos pares de ojos vigilaban sus movimientos, ocultos entre las sombras y el follaje.

Un dragón salió a gran velocidad y se abalanzó sobre él, tirándose al suelo, manteniendo le inmóvil con una de sus grandes patas.

La voz de Hiccup, quedo atrapada en su garganta, el miedo que sentía le calaña hasta los huesos y le hacia incapaz de siquiera intentar algo para escapar. Pensó que iba a morir, ese dragón iba a matarlo y nadie jamás le encontraría. Cerro los ojos esperando el fin, pero este nunca llego. Fue una gran sorpresa al abrir sus ojos, frente a él no se encontraba la temible bestia blanca. En su lugar; sentado sobre su pecho, había un niño. Un muchacho no mayor que él, delgado y muy blanco. Su piel parecía brillar a la luz y sus ojos, eran el cielo invernal.

El hijo de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora