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Ana es una de mis mejores amigas, su casa quedaba muy cerca de la plaza, necesitaba de alguien ahora. Empecé a caminar mientras la lluvia seguía cayendo sobre mí, mis zapatillas sacaban agua con cada paso que daba, pero no me importó, mi tristeza y las ganas de desahogarme me ganaron, seguí caminando y para mi suerte la lluvia comenzó a parar. Al fin llegué a casa de Ana, subí las escaleras y toqué a su puerta, Ana abrió enseguida cuándo siempre solía preguntar quién tocaba.
-Juliet, sabía que eras tú.
-Cómo lo supiste.
-No lo sé, supongo que tenemos un vínculo de mejores amigas o algo así, ¿seguirás ahí parada?
Sin decir una sola palabra me alce a llorar sobre los brazos de Ana, pude observar cierta cara de asombro en su rostro. La chica fuerte del grupo llorando desconsolada, mojada y luciendo como una boba, 
Ana me sostuvo con fuerza sin importarle qué mi ropa estuviese completamente empapada, después de cinco minutos me tomo con fuerza por los hombros y me miro como solo se les mira a las personas que sabes que son fuertes y más duras que una roca
-Juliet, no sé lo que esté pasando, realmente me sorprende verte así. Pero chica eres la fuerte y ahora pareces una boba, por favor toma un baño, te prepararé un café y nos sentaremos a platicar. Anda.
-Vale
Tome una toalla y una bata de baño. Una ducha con agua caliente de verdad me ayudo bastante, logré calmarme un poco, salí de la ducha, tomé un camisón y un short del guardarropa de Ana. Ahora solo me faltaba  acomodar las palabras para no quedar como una tonta.
"Me enamoré de un extraño"
Se que esas palabras iban a bastar para que Ana me soltara un tremendo golpe y se lanzara a reír, con esa risita insoportable, que ahora era lo ultimo que quería escuchar. Tomé un pequeño descanso en el cuarto de Ana mientras pensaba en qué rayos le iba a decir.
-Juliet el café está listo.
-Voy.
La verdad, diré la verdad, se que es algo estúpido  hasta para mi, pero así son las cosas, debemos decir la verdad para recibir verdaderos consejos. Salí de su habitación que quedaba al fondo el pasillo, me estaba dirigiendo a lo que sería el mejor consejo que una verdadera amiga te abría dado.
-Aquí está el café Juliet.
-Muchas gracias Ana, siempre estás.
-Claro, eres mi mejor amiga y no tienes que agradecer.
-De acuerdo.
-Ahora cuéntame que está pasando.
¿puedo tratar de adivinar?
-No, quiero ir directo al grano.
-Vale entonces, ¿de qué se trata?
-Es un chico.
-¿Un chico? De verdad, Juliet eso es asombroso, nunca te he visto a un chico.
-Lo sé, pero él no me corresponde.
-¿Entonces no están saliendo?
-No.
-Entonces, cómo sucedió, cómo te enamoraste.
-Lo escuché tocar el violín.
-Juliet no estoy entendiendo nada.
-El chico toca el violín, tiene la mirada llena de miedos, quiero ayudarlo y no me deja hacerlo. Sé que suena estupido pero es la primera ves que mi corazón se acelera, soy una tonta.
-No, no eres una tonta, tú corazón es el tonto, el corazón suele enamorarse de las personas menos indicadas.
-No puedo detenerlo.
-Juliet, no debemos ponernos problemas que no nos corresponden.
-Eso lo sé
El silencio se apoderó de la mesa, lo único que podía escuchar era el gato de Ana, Lucas que ronroneaba mientras se restregaba en mi pierna.
-Juliet.
-Mande.
-Está bien enamorarse de un extraño, pero no debes dejar que tus sentimientos te ganen, los sentimientos no pueden ser tan certeros cuando no se conoce bien a alguien. Debes alejarte Juliet.
-Entonces debo olvidarlo.
-No dije eso. Solo aléjate un tiempo, si el tiempo no ayuda a olvidar entonces ve, búscalo y arriésgate.
Me quede en silencio, la idea de Ana era muy buena pero no sé si estaría dispuesta a alejarme por completo.
-Bien, lo haré, gracias Ana.
-Vale, confío en ti chica.
Le di un abrazo y un beso en la mejilla de despedida, antes de pararme a tomar mis cosas aún repletas de agua para salir de su casa, Ana me acompañó al corredor.
-Nos vemos Ana, te quiero.
-Adiós Juliet. No te vayas a enamorar del chico del autobús.
-Hija de puta.
Baje las escaleras con una sonrisa en el rostro, esa chica es la mejor. Realmente me ayudo mucho.

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